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EL COrreo
Miércoles, 2 de septiembre 2020, 15:44
Los detectores LIGO y Virgo han detectado la fuente de ondas gravitacionales más grande hasta la fecha y atribuyen su surgimiento a la fusión binaria de dos agujeros negros. Un fenómeno del que Albert Einstein postuló su existencia en 1915, como parte de la teoría de la relatividad general y del que creía que era difícl detectarse.
De hecho, estos detectores situados en EEUU y en Italia respectivamente, fueron diseñados solo para ello, por lo que el hallazgo comunicado este miércoles puede haber sido el más importante hasta la fecha.
Una onda gravitacional es una onda invisible que se desplaza a la velocidad de la luz. La señal, que fue detectada el 21 de mayo de 2019, ha desarrollado, según los científicos, una energía similar a la de ocho masas solares. Según los investigadores, que GW190521, como ha sido catalogada la onda, fue generada por una fuente que se encuentra aproximadamente a 5 gigaparsecs de distancia, cuando el universo tenía aproximadamente la mitad de su edad actual, lo que lo convierte en una de las más distantes detectadas hasta ahora.
En el caso actual los científicos creen estar ante la fusión más grande entre dos agujeros negros con masas de 85 y 66 veces la masa del sol.
La nueva señal probablemente viene del instante en que los dos agujeros negros se fusionaron. La fusión creó un agujero negro aún más grande, de unas 142 masas solares, y liberó una enorme cantidad de energía, equivalente a alrededor de 8 masas solares, esparcida por el universo en forma de ondas gravitacionales.
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