¡CARAPE!

Estamos, pues, ante un conflicto diplomático, con consecuencias directas para miles de personas, que requerirá serenidad. Sin embargo, cuando apenas pasaban unas horas desde la llegada masiva, la ultraderecha anunciaba que se desplazaría a Ceuta para apoyar a sus compatriotas y, de paso, echar un poco de gasolina al asunto. Allá donde la mayoría vemos un problema, ellos ven un caladero de votos.

El análisis que realizan no es alocado porque lo más probable es que ese tipo de acciones les otorgue réditos electorales. No pueden dejar pasar la oportunidad. Imagino que será como cuando un amigo te consigue una entrada para el concierto de tu banda favorita: le das prioridad, aunque haya que conducir unos cuantos kilómetros.

Supongo que la ultraderecha andaría a otras cosas, a sus cosas, pero al saltar la noticia, le ha faltado tiempo para recalar en África, donde afirman que el Gobierno «ha rendido nuestra frontera sur», como si encararan una nueva misión de Roberto Alcázar y Pedrín. La cosa tendría su gracia si no fuera porque no tiene ninguna. La verdad es que dan ganas de decirle a algunas personas que el concierto ha quedado suspendido, que miren bien a su alrededor y calculen si merece la pena el trayecto porque la gasolina nunca sale gratis.