Amina Sboui, la activista árabe a la que intentaron exorcizar
La primera mujer árabe encarcelada por protestar con sus pechos desnudos, relata en Bilbao su infierno cotidiano
A Amina Sboui subir una foto a Facebook le cambió la vida. Tenía 18 años y estaba en casa de sus abuelos en Túnez. Se ... hizo un selfie leyendo un libro y fumando, con los ojos delineados en negro y los labios rojo chillón. Su torso desnudo con la inscripción «mi cuerpo me pertenece y no es la honra de nadie» se hizo viral de inmediato. «Me imaginaba que iba a provocar cierto revuelo, pero nunca pensé que iba a llegar tan lejos», reconoce la activista, invitada a Bilbao por Zinegoak, el festival de cine gay. «También me pilló por sorpresa la reacción violenta de mi familia. Me encerraron un mes en un pueblecito, dándome drogas para que estuviera dormida la mayor parte del tiempo».
Hasta llamaron a un exorcista, que le puso la mano sobre la cabeza recitándole versículos del Corán. «Me intentaron exorcizar. Sonó el móvil y dijo que era la prueba del Diablo. Y era simplemente la prueba de que alguien llamaba», recuerda Sboui, que después pasó dos meses y medio en prisión por enfrentarse a una manifestación islamista. Ahora, a los 23 años, tras abandonar el movimiento Femen y refugiarse durante un tiempo en París, vive junto a otros gays y lesbianas en Sidi Bou Said, una aldea costera a veinte kilómetros de Túnez. «Hago una vida bastante normal gracias a unos cuantos lugares que consideramos seguros, tres bares y un café en el que podemos estar tranquilos. Aún así, nos han atacado en casa con armas blancas y han recogido 800 firmas para que se nos expulse de allí. Hay barrios en los que si entro es probable que no salga».
Su camiseta rota de Aerosmith deja al descubierto uno de los múltiples tatuajes que cubren su cuerpo: una jaula con la puerta abierta. En la muñeca luce una inscripción: «Lucha, libertad y nudismo». Sus fotos con los pechos al aire, entre ellas una encendiendo un cigarrillo con un cóctel molotov, han sublevado a imanes que han pedido que se la condene a latigazos antes de ser lapidada. El documental ‘Más allá de la sombra’ revela el infierno cotidiano al que se enfrenta la comunidad LGTB en un país al que no termina de prender la ‘primavera árabe’.
En Túnez, la Policía requisa móviles para buscar mensajes de amor y las familias envían al psiquiatra a los hijos que revelan su homosexualidad. Alegar que un hombre ha intentado ligar contigo es un eximente en caso de asesinato. Hasta hay un ‘test anal’ por el que un médico envía tres años a prisión a los gays. «Los políticos, los medios y la opinión pública consideran que es un deber ser homófobo», corrobora Amina, que de niña pasó tres años en Arabia Saudí. «Los peores de mi vida, casi prefiero el tiempo que estuve en prisión», recuerda. «Era una cría y no entendía por qué no podía ir a la piscina, como mi padre y mi hermano. Yo, que venía de bañarme desnuda en las playas de Túnez...».
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