400.000 vascos alérgicos afrontan una suave primavera tras su peor invierno en 25 años

La razón hay que buscarla en que las habituales fechas de floración se han adelantado y ya está finalizando la época de mayor concentración de buena parte de las gramíneas, sobre todo de cipreses, pinos, fresnos, álamos o alisos. ¿Por qué? El presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, Ángel Moral, lo achaca a que se ha registrado un otoño un 30% más lluvioso de lo normal, seguido por una estación invernal en la que la lluvia se ha reducido prácticamente a la mitad. Eso, unido a las «brutales» oscilaciones térmicas que se han producido, con mínimas muy bajas y máximas que han llegado a rozar los 28 grados, «ha beneficiado que la cantidad de polen en el ambiente haya sido muy superior a la de años anteriores».

Un buen ejemplo es lo ocurrido en Bilbao en un solo día. Teniendo en cuenta que para los pacientes de alergias los síntomas aparecen a partir de los 135 granos por metro cúbico diarios, la capital vizcaína acumuló el pasado 26 de febrero 1.182 granos de polen de pino, o lo que es lo mismo, un tercio de lo contabilizado todo el año pasado. Vitoria ha triplicado la presencia de este polen y también el procedente del álamo y de especies similares. Su presencia, sin embargo, ha sido testimonial en San Sebastián (64 granos el 3 de marzo), donde el mayor problema se ha generado con el ciprés, pero tampoco en exceso, ya que la jornada mas complicada fue la del 14 de febrero con 163 granos por metro cúbico.

Según datos de la Dirección de Salud Pública del Gobierno vasco, con el cambio de estación se ha producido un desplome de la presencia de polvo de gramíneas en el ambiente. Entre los 276 granos (sumadas todas sus variedades) registrados en Donosti entre el 11 y el 17 de marzo a los 733 bilbaínos. Y la previsión es que la situación se mantenga estable al menos la próxima semana.

Es más, según adelantó el presidente de la SEAIC, Antonio Valero, en toda la primavera no se esperan acumulaciones diarias superiores a los 1.750 gramos en Bilbao, 2.725 en San Sebastián o 2.450 en Vitoria. La afección, en ese sentido, será menor en las zonas costeras y aumenta cuanto más al interior se resida. El experto remarcó que en la última década se «han duplicado» el porcentaje de alérgicos a los pólenes más perjudiciales. Y ya son más del 30% de los vascos los que padecen algún tipo.

La causa de estos incrementos, a juicio de Valero, se pueden explicar por el efecto de la contaminación. El aumento de emisiones de las calefacciones y de los motores diesel «altera la estructura del polen aumentando su capacidad» de afectar a las personas alérgicas, según explicó Ángel del Moral. Además, la nube contaminante frena la salida de los granos, que permanecen más tiempo estancados en el aire. De ahí que se produzcan más casos de alergia en las ciudades, sobre todo en áreas cercanas a las autopistas, a pesar de que la concentración de polvo sea menor que en el campo.

El cambio climático, en su opinión, también se encuentra detrás de este proceso. «Está alterando los ciclos de polinización de las plantas, adelantando su inicio y retrasando el final, con lo que se aumenta el periodo de exposición de la población a estas semillas», remarcó del Moral.