Teruel resiste
El apoyo de su diputado Tomás Guitarte a la investidura de Sánchez, lejos de dividir a la provincia, la ha situado en el mapa
El cereal acaba de prender en torno al Teruel-Plata y los aviones se dejan ver con nitidez. Se cuentan unos cincuenta desde la Autovía ... Mudéjar, la carretera que en 2008 permitió a la ciudad aragonesa del amor dejar de ser al fin la única capital española sin un triste kilómetro de red vial doble y con arcén. El conductor forastero se pregunta cómo ha podido ser el tránsito entre el agónico 'Teruel también existe' y el 'Teruel que estás en los cielos'. El aeropuerto instalado en medio del granero no despide pasajeros; las aeronaves aterrizan vacías procedentes de Kuala Lumpur o de Taipei para ser desguazadas, recicladas o sometidas a un repaso técnico minucioso. Sin embargo, esta semana, la provincia entera ha conseguido despegar y poner una pica en la Moncloa al propiciar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno con el voto de su antigua plataforma ciudadana, ahora convertida en agrupación electoral (y con la abstención negociada de ERC). Nunca antes Teruel había existido y pintado tanto.
En la plaza del Torico, donde los turolenses alardean en fiestas de su afición por las vaquillas con un ejemplar de bolsillo, Tomás Guitarte, el único representante de Teruel Existe en el Congreso de los Diputados, se dispone a tomar el primer café de la mañana con algunos compañeros de la formación. Una pareja se desvía de su trayectoria para ir a su encuentro; dos metros más adelante le aborda una madre presurosa que lleva a su bebé a la guardería; de un soportal sale a asaltarle un jubilado... Todos le estrechan la mano o le dan palmadas en la espalda, le sonríen y le dan las gracias. «A ver si se pasa ya esto», le dice al último a media voz, con cierta timidez. Dolor y gloria. Su biografía en la última semana bien podría merecerse el título de la última de Almodóvar. Presiones en las redes y en la Cámara, amenazas, pintadas de 'traidor' y 'separatista', insultos... «No ha sido fácil», admite, «pero pese a los intentos por romper la sociedad turolense, aquí la gente está tranquila», asegura.
«Teruel Existe dijo que se vendería al mejor postor y eso es lo que ha hecho»
Laura Sánchez, Recepcionista
Lo suscribe desde el Ayuntamiento que comanda Emma Bujo, del PP, Alejandro Nolasco, el único concejal que tiene Vox, una formación con apenas 200 militantes en toda la provincia. Acaba de salir de una junta de portavoces en la que todas los partidos han expresado su rechazo a las presiones sufridas por Guitarte. La hace extensiva al «si hay que fusilarte, lo haremos» que una afiliada le soltó a un miembro de Teruel Existe hace unos días en plena calle, durante la grabación de un programa de televisión. «Fue un triste incidente que no es representativo de nada. En Teruel no hay crispación ni la va a haber. Aquí nos conocemos todos. Las tensiones no pasan de discusiones o de enfados de bar. Lo que hay es desilusión y desencanto por un pacto de gobierno que ni muchos del propio PSOE querían ni entienden», afirma.
En Artesanía El Tizal, Vicenta Palomar, una dependienta de 63 años, empaqueta un par de piezas de la tradicional cerámica mudéjar, un arte que impregna de belleza Teruel y que la convirtió en patrimonio de la humanidad. Está contenta de que su ciudad haya conseguido «por una vez, hacerse oír». Lo dice sin aspavientos, pero sin complejos. «Aquí hay muchas carencias. Si quieres comprar ropa tienes que ir a Valencia; si necesitas ir al médico, a Zaragoza. Si tienes que ir a Madrid, prepárate para una travesía de más de cinco horas y media de autobús», enumera con resignación indolora. «Esta es una ciudad conservadora y a todos no les gusta lo que ha pasado. A mí sí, porque ahora sí que estamos en el mapa». Solo le preocupa una cosa: «Mi hijo me ha mandado un 'guasap' en el que llaman al boicot de los productos turolenses. ¿Es una broma, verdad?».
Al otro lado del mostrador de la recepción del parador nacional, Laura Sánchez tiene la respuesta a mano. «A pesar de lo que se ha dicho, ni ha habido cancelaciones de habitaciones ni las va a haber. Se quiere trasmitir la imagen de división, pero no la hay. Teruel Existe dijo bien claro durante la campaña electoral que se vendería al mejor postor por esta provincia y así lo ha hecho», zanja muy seria la veinteañera.
El presidente de la Diputación y alcalde de Calamocha por el mismo precio, Manuel Rando (PSOE), da fe de que ni un solo productor de jamón de Teruel o de vino de Cariñena le ha llamado alarmado por las llamadas al boicot. «Al contrario. Alguno incluso me ha dicho que han vendido más que el año anterior. Esa táctica, lejos de funcionar, va a tener el efecto contrario. De hecho, turísticamente, Teruel ha estado a tope estas Navidades, como nunca».
«Está en juego nuestra subsistencia. Que no nos hagan pagar el pato»
Domingo Bronchal, Empleado
Juan Carlos Gracia conduce ligero por las calles de una ciudad que le duele. «Los jóvenes se nos van, no tenemos ni estudios, ni industria, ni fibra óptica. Lo único que tenemos de sobra es Mercadona, que ha abierto tres supermercados. Nadie hace nada, eso es verdad. Pero de ahí a ir en el mismo carro con los separatistas catalanes y los vascos... Un poco fuerte», valora sin atreverse a rematar.
Pasajeros al «tamagochi»
En la joyería Tena, María, la tercera generación del comercio, recuerda que todo empezó hace ya más de dos décadas, cuando les quitaron el tren en Madrid y Teruel entero se movilizó para secundar una huelga. «Pues bien, este verano nos lo pasamos sin tren. Al parecer estaban arreglando las vías, que tienen cincuenta años. Pero eso no se dice. Solo se habla del de Extremadura cuando el de aquí es igual o peor».
A los pies del casco antiguo, en la estación de Renfe, las horas las da un reloj de pie con cuerpo de madera y manecillas doradas. Allí dos pasajeras aguardan al «tamagochi». Así le llaman todos al Regional que viene de la capital y que se dirige a Sagunto, el único que pasa por allí. «Cuándo vas a llegar o si vas a llegar, siempre es una sorpresa. Puede haber una avería o puede ir a 30 kilómetros por hora en lugar de 50», ironiza una médico turolense exiliada a la fuerza en Castellón.
Un ferrocarril del siglo XXI es la primera reclamación que abre el listado exigido por Teruel Existe al Ejecutivo del PSOE y de Podemos como contraprestación a su apoyo. «Qué menos, después de tantos años tomándonos el pelo», se revuelve la galena. En la ventanilla, Domingo Bronchal expide el billete número diez en lo que va de jornada y su opinión: «Lo que está en juego es nuestra supervivencia. No es justo que nos quieran hacer pagar el pato acusándonos de romper España».
En lo alto de la torre mudéjar de El Salvador, los almerienses Juan Carlos y Lourdes contemplan y admiran Teruel desde las alturas por primera vez. «Venimos de otra tierra olvidada y entendemos que peleen por lo suyo. Llevan en ello mucho tiempo. ¿Quién les puede reprochar qué?».
Teruel en números
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Un millar de residentes menos cada año. La provincia de Teruel, que tiene 14.809 kilómetros cuadrados, el equivalente a dos veces la comunidad autónoma vasca, cuenta con 133.433 habitantes. De ellos, cerca de 36.000 están domiciliados en la capital.
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9 personas por kilómetro cuadrado. Es la densidad poblacional de Teruel, que se sitúa por debajo de la del desierto del Sáhara.
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56,6% Es la tasa de actividad de la provincia (esto es, el porcentaje de mayores de 16 años que trabajan o busca trabajo).
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Turismo, jamón y funcionarios. Frente a la sangría de empleo ocasionada con el cierre de las cuencas mineras, Teruel vive del empuje del turismo y de la industria cárnica. El número total de empresas en el territorio es de 6.590 y la actividad que agrupa un mayor número de ellas, el comercio. En la capital, uno de cada tres habitantes son funcionarios del Estado.
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