El traspaso de la Seguridad Social encalla y Pradales exige a Sánchez que «ponga orden»
El Gobierno vasco logra cuatro nuevas competencias, pero detecta «resistencias políticas» de Sumar para transferir las prestaciones del paro
Si el objetivo era volver a Euskadi con el zurrón bien lleno para 'vender' los logros, enfilar la culminación del Estatuto de Gernika tras casi ... 46 años en vigor y de paso justificar el apoyo del PNV a Pedro Sánchez en su peor momento, la misión no se puede considerar del todo cumplida. Imanol Pradales y su equipo regresaron ayer a casa ya de noche tras una reunión mucho más larga de lo esperado, pero en la que no lograron tachar todos los puntos de la lista de peticiones con la que se presentaron en La Moncloa. «Hemos avanzado, pero no todo lo que habíamos acordado», asumió el lehendakari a la salida.
La segunda cita de la Comisión Bilateral de Cooperación Permanente, el órgano de tú a tú que el PNV arrancó a Sánchez a cambio de apoyar su investidura, se saldó con un acuerdo para el traspaso de cuatro nuevas competencias a Euskadi: las prestaciones no contributivas, el seguro escolar, Salvamento Marítimo y el Centro Nacional de Verificación de Maquinaria de Barakaldo. Un avance discreto si se tiene en cuenta que el compromiso adquirido por el Gobierno central es culminar las transferencias pendientes para finales de este año. Y a cinco meses y medio, aún quedan más de una veintena por realizar.
Si hubo algo de lo que el lehendakari pudo presumir en lo relativo al autogobierno es de haber abierto una tímida vía en el camino para el traspaso de materias relativas a la gestión económica de la Seguridad Social, tal y como se esperaba. Junto a cuatro prestaciones familiares no contributivas -con un coste aproximado de 100 millones de euros al año que se descontarán vía Cupo-, llega la recaudación, gestión, inspección y abono del seguro escolar, con lo que Euskadi asume por primera vez funciones del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y de la Tesorería General (TGSS).
«Esa puerta ha permanecido cerrada a cal y canto con 46 candados, uno por cada año de incumplimiento del Estatuto en esta materia. Por fin se ha abierto», celebró Pradales. Sin embargo, el primer bloque de la Seguridad Social, el principal objetivo que Lakua se había marcado para la cumbre y en el que en todo caso no están incluidas las pensiones, queda incompleto porque finalmente no hubo acuerdo en torno a las prestaciones de desempleo. Con un impacto cercano a los 800 millones de euros al año, el Gobierno vasco aspiraba a abonarlas a través de Lanbide y que desaparecieran así las oficinas del Sepe, pero ese objetivo aún no se ha colmado.
La «confianza» del PNV
Los «obstáculos administrativos y las resistencias políticas» están, según denunció el mandatario nacionalista, detrás del desacuerdo en una carpeta fundamental. Y no precisamente por parte de Sánchez, del que Pradales quiso destacar en todo momento su «voluntad política» para avanzar en el proceso, sino de otros miembros de su Ejecutivo. «He solicitado al presidente que ponga orden», dijo en una referencia velada al Ministerio de Trabajo encabezado por la vicepresidenta Yolanda Díaz, del sector de Sumar, que venía manifestando discrepancias respecto a las propuestas de traspaso remitidas por Lakua.
El lehendakari quiso restar responsabilidad a Sánchez, pero aun así le exigió «máxima exigencia interna para garantizar el cumplimiento de lo acordado» y «un mayor liderazgo y coordinación en su Gobierno». Y es que, pese a subrayar la importancia de los cuatro traspasos y del compromiso de crear una subcomisión para abordar el de los aeropuertos con una fórmula de gestión mixta, asumió que «este avance no se corresponde plenamente con los objetivos que habíamos acordado en noviembre de 2024», cuando se celebró la anterior reunión.
Balance cuando menos regular, por tanto, para una cumbre en la que el Gobierno vasco había depositado muchas expectativas -la consejera Maria Ubarretxena decía hace unos días que Euskadi no admitiría «acuerdos a medias»- y que se concebía como toda una prueba de fuego para Sánchez después de que el PNV le avisara de que su confianza va «camino de la UCI» en plena crisis por el 'caso Cerdán'. La portavoz en el Congreso, Maribel Vaquero, añadió ayer tras la reunión que «el pacto de investidura sigue sin cumplirse en su totalidad» y que «el Gobierno está a tiempo, pero el reloj corre».
En ese mismo sentido se pronunció el propio lehendakari: «El tiempo corre, el calendario nos interpela y el pacto obliga. El Gobierno español tendrá la reválida antes de finalizar este año», destacó en referencia a la próxima cita del órgano. Y preguntado por el depósito de confianza del PNV en Sánchez, aludió como siempre a la bicefalia jeltzale, pero dejó un recado nada baladí: «La confianza cuesta mucho ganarla y muy poco perderla. Una manera de cultivarla es cumplir la palabra dada y no es de recibo que a veces nos encontremos al otro lado con esa falta de seriedad».
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