«Se está rompiendo el consenso sobre el euskera y poniendo en peligro la paz lingüística»
Defiende el papel de los jueces y avisa de que «la intención es excluir el castellano como una lengua de enseñanza»
Alberto López Basaguren participó el pasado martes en una conferencia junto al expresidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco Juan Luis Ibarra para ... analizar las sentencias que han tumbado varios procesos públicos por el nivel de exigencia de euskera. Unos autos que han sido considerados en algunos ámbitos como un ataque frontal a este idioma. Catedrático de Derecho Constitucional y euskaldun, Basaguren rechaza de plano esta tesis. Pero va más allá. Antiguo miembro del Consejo Asesor del Euskera y del Comité de Expertos de la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias, del Consejo de Europa, alerta sobre los riesgos de que se rompan los consensos y la paz lingüística.
- ¿Suponen estas sentencias un ataque frontal al euskera?
- Es bastante sorprendente que se articule una campaña así cuando se trata exclusivamente del control judicial sobre la aplicación de la normativa y el decreto de euskaldunización del propio Gobierno vasco.
- Pero es el Ejecutivo y el lehendakari los que están cargando contra los jueces.
- Aquí hay una confluencia de factores. En algunos casos creo que ni se han leído las sentencias, no saben de lo que hablan, simplemente se quedan con el resultado de que un juez anula un acto administrativo y de ahí se deduce que hay un ataque contra el euskera. En otros casos, simplemente se cree que a favor del euskera todo vale.
- Entonces, ¿cuál es el origen del problema?
- Es sencillo. En Euskadi hay una normativa que establece un índice de obligado cumplimiento en cada una de las administraciones para fijar el porcentaje de plazas en euskera, que ya de salida suele ser extremadamente generoso. Se busca una proporcionalidad, porque hay que lograr un equilibrio para garantizar el acceso en condiciones de igualdad al empleo público. Lo que está ocurriendo es que algunas administraciones se lo están saltando y hay un sector político y social que considera que por un supuesto fomento del euskera todo está justificado y es legítimo, aunque supere lo regulado legalmente. Lo único que hacen los jueces es decirles: 'oiga, cumplan la normativa'. Es que sobre la aplicación del decreto del Gobierno vasco hay poco que discutir, el problema es más grave.
- ¿A qué se refiere?
- Creo que está habiendo una ruptura del consenso que se articuló en torno a la ley de 1982. Hasta ahora, y con sus más o sus menos y forzando un poco, se había tratado de mantener ese consenso. Pero en el partido mayoritario en el Gobierno vasco, y no sé si de forma plenamente consciente o no, están en esa ruptura del pacto lingüístico que se articuló hace cuatro décadas. Digamos que hasta ahora se habían forzado las costuras y ahora ese pacto se ha roto.
- Dice que no tiene muy claro si la apuesta del PNV es voluntaria o no, ¿pero por qué apostaría?
- De verdad, no lo sé. Y creo que es lo menos importante. Lo único que digo es que no tener en cuenta la realidad social es actuar con voluntarismo, y el voluntarismo siempre tiene efectos nocivos.
- ¿Es pesimista?
- Por naturaleza lo soy, y aquí se están juntando varios elementos. Además de las críticas a las sentencias, está el proyecto de ley de Educación y el nuevo decreto sobre las administraciones públicas que se está preparando. Es todo uno. Existe una desconexión, se busca que el euskera se convierta en la lengua central con independencia de cuál sea la realidad sociolingüística. Hay un sector que nunca ha creído en el consenso del 82, que siempre ha pensado que la imposición del euskera no debería tener ningún límite y que esa realidad sociolingüística es indiferente. Y en estos momentos parece que ha considerado que la sociedad está en condiciones de superar ese consenso.
«No tener en cuenta la realidad social es actuar con voluntarismo»
Voluntario o impuesto
- ¿Cuáles serían los riesgos de que ese consenso se fracture?
- Una lengua tan débil socialmente como el euskera pagará un precio del que difícilmente se recuperará. El progreso que ha habido estos años en la expansión de su conocimiento, que no quiere decir en su uso, ha sido posible por ese consenso. Y si se rompe, quienes lo hagan, tendrán que asumir las consecuencias. La verdad es que se ha entrado en un camino de efectos desconocidos que puede transformar la situación social respecto del euskera.
- Ustedes hablaron de que corre peligro la «paz lingüística» y la «convivencia».
- La paz lingüística es el fundamento del pacto federal y es el que permite la estabilidad política. Aquí fue posible por la ley del 82, y si se quiebra, la integración de la sociedad alrededor de un mismo modelo de autogobierno está en riesgo.
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- Va todo en el mismo sentido. La intención es excluir el castellano como una lengua de enseñanza a la que los ciudadanos pidan acceder.
- La realidad es que el porcentaje de padres que eligen el modelo A para sus hijos ya es mínimo.
- En Euskadi ha ocurrido una cosa sustancial. El castellano ha sido excluido de una forma pacífica y voluntaria, pero ahora se quiere hacer legalmente con una hipótesis que no es cierta: que se puede estudiar en euskera cualquiera que sean las condiciones lingüísticas, socioeconómicas y culturales de una familia y de un entorno social. Eso está llevando a la exclusión a la parte más débil de la sociedad, a la que se le ha vendido algo que no se adecua a la realidad. Bien, ahora se le quiere imponer. Pues las consecuencias serán nefastas porque tratar de imponer el euskera como la única lengua por ley es aberrante y tiene unos riesgos para la paz social. Se dicen cosas que no son verdad.
«Lo que ocurre es que algunos se saltan el decreto del Gobierno»
- ¿Sobre el conocimiento del euskera?
- No es verdad que sin ser la lengua del entorno social y en unas condiciones socioeconómicas de debilidad se puedan obtener buenos resultados educativos estudiando en euskera. Al menos la mayoría de las personas. El resultado es que muchos ni aprenden bien euskera y además sufren una repercusión muy negativa en su proceso de aprendizaje.
- Pero también es verdad que después de 40 años con el actual modelo, el conocimiento real y el uso del euskera sigue siendo bastante limitado. ¿No es hora de hacer algo?
- Cuando casi todo el sistema público y buena parte del concertado es modelo D, y se reconoce que está dando malos resultados, entonces la solución es ir más allá. No tiene sentido. ¿No sería mejor reconocer que ha fracasado al menos en una parte de la sociedad? Es que se está demostrando el fracaso de un modelo voluntarista que no se corresponde con la realidad social. Hay que flexibilizarlo. Está demostrado que el aprendizaje sólido de tu propia lengua facilita luego el aprendizaje del otro idioma mucho mejor que con un modelo de inmersión sin tener en cuenta las diferentes realidades lingüísticas.
- ¿Se está yendo hacia un modelo como el catalán?
- Esta clarísima la atracción que está teniendo el lenguaje de la legislación catalana. Y si en una sociedad como la catalana está generando problemas, aquí es suicida.
- ¿Cómo ve la actitud del PSE, el otro socio de Gobierno?
- Está por ver. Ha tenido una actitud un tanto pasiva. Parecía que había aceptado la propuesta de su socio pero ahora hay más reticencias, aunque sigue sin concretar.
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