La relación más estratégica
Análisis ·
Con la presidencia de Joe Biden Estados Unidos ha entrado en una etapa de su política exterior mucho más predecible y pragmática. Quedan atrás cuatro ... años de furia, choques, improvisaciones y repliegue de la superpotencia occidental. Para España y el conjunto de los europeos se ha abierto una oportunidad de restaurar los puentes sobre el Atlántico y cooperar más estrechamente con Washington. En una globalización deshilachada y con frecuencia en entredicho, repleta de retos para las democracias liberales, el regreso a una cierta normalidad geopolítica es una buena noticia. Algo ha cambiado, sin embargo: la contención de China y el freno a la amenaza interna populista (léase trumpismo) son las verdaderas prioridades de Biden. Todo lo demás (multilateralismo, atlantismo, alianzas tradicionales…) está supeditado a conseguir estos dos objetivos.
En esta nueva etapa Estados Unidos se relaciona con nuestro continente sobre todo a través de la interlocución con tres países, Alemania, Francia y Reino Unido. España está en el segundo escalón, no pesa lo suficiente, y lleva tiempo sin hacer los deberes para potenciar su relación estratégica con el primer país del mundo, una economía 15 veces más grande que la nuestra. A diferencia de irlandeses, italianos o polacos, no hay un grupo grande de origen español asentado en suelo estadounidense que de visibilidad y facilite las conexiones. No obstante, cincuenta y dos millones de ciudadanos son hispanos, una baza que todavía ningún gobierno ha sabido jugar a fondo desde Madrid. La pregunta sigue siendo, ¿qué haría Francia si un número equivalente de americanos pensaran, sintieran y se expresaran en francés? Las raíces históricas comunes tampoco han sido suficientemente divulgadas: dos tercios del actual territorio de Estados Unidos formó parte de la Corona española y sin la ayuda española la independencia frente al Reino Unido, alcanzada en 1783, hubiera sido mucho más difícil.
La relación con Iberoamérica sigue siendo un desafío por abordar en Washington, un ámbito en el que el conocimiento y la experiencia de la diplomacia española son muy valiosos. Pero además de los vínculos creados por la historia, la geografía y la cultura, España y Estados Unidos han establecido una fuerte relación económica, comercial, educativa, científica, turística y militar. Empresas españolas de energía, infraestructuras, transporte y servicios financieros compiten con éxito en el gran mercado norteamericano. EE UU sigue siendo el primer inversor en España. La cooperación militar es de una importancia estratégica enorme para Washington. Las bases de Rota y Morón permiten su despliegue global y su proyección mediterránea y africana. España tiene muchas bazas para profundizar en esta relación bilateral, la más importante. El deseable refuerzo requiere contener al populismo en casa y trabajar en el seno de la UE para poner en pie una concertación atlántica eficaz en todo lo que tenga que ver con China.
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