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Había expectación en la Plaza Nueva bilbaína por comprobar cómo funcionaba la nueva bicefalia Esteban-Pradales y qué grado de cohesión exhibía el PNV tras ... el extenuante proceso interno que acabó con la retirada de Andoni Ortuzar gracias al acuerdo alcanzado con el nuevo presidente del EBB. La víspera, los dos habían compartido foto en la cima del Bizkargi, el monte desde el que los jeltzales acostumbran a llamar a sus bases a celebrar el Aberri Eguna. Una imagen simbólica para escenificar una cohabitación pacífica. Ayer, sin embargo, Esteban prefirió no citar a su predecesor, que acudió a la fiesta mezclado entre la multitud antes de poner rumbo a Madrid para presenciar el partido del Athletic. Mientras, el lehendakari Pradales, designado candidato en su día por el EBB de Ortuzar, no sólo le saludó -«me han dicho que estás por ahí»- sino que le elogió como «pionero y gran embajador de Euskadi en el mundo».
El contraste fue evidente. Tras la intervención de apertura de la integrante de EGI Olatz Urizar, Pradales rompió el hielo, aunque problemas técnicos de última hora con el 'teleprompter' hicieron que su discurso se hiciera esperar más de lo previsto. Los dirigentes jeltzales entretuvieron la breve espera cantando zorionak al diputado general de Álava, Ramiro González, que cumplía años.
Pradales arrancó enseguida contando cómo conoció a Esteban, con el que no ha tratado demasiado a lo largo de sus respectivas trayectorias políticas. Fue en un viaje institucional a Nueva Escocia, en la costa Este de Canadá, donde habita la tribu india Mi'kmaq, en la que es común el apellido 'Basque' por la herencia de los balleneros vascos que recalaron en Terranova hace cinco siglos. «Todo esto me lo contó hace 15 años en Nueva Escocia nuestro experto en la materia, Aitor Esteban. No sé si lo recuerdas, Aitor, allí nos conocimos: dos Basque en territorio Mi'kmaq». Y justo después, sin abandonar la terminología tribal, recordó que antes conoció «a Andoni», al que reconoció como «gran jefe de la tribu jeltzale estos últimos doce años». Pradales elogió que haya «llevado firme el timón del gasero vasco» y haya «acertado en el rumbo». «El gasero, a pesar de las tempestades, ha avanzado seguro en el camino de la libertad de nuestro pueblo», enfatizó.
No fue la única vez que Pradales aludió a las tormentas a las que se ha enfrentado Euskadi. También lo hizo para alabar la labor de todos sus predecesores -no mencionó a Patxi López- en el cargo. Citó la lucha contra el covid de Urkullu. El «portazo y desprecio» del Congreso a Ibarretxe y su plan, que lo defendió «con la cabeza alta». La reconversión industrial y el terrorismo de ETA a los que se enfrentó Ardanza. Las «bases» de la institucionalidad vasca que colocó Garaikoetxea, al que su Gobierno homenajeará próximamente. La llegada de Leizaola a Sondika tras la dictadura franquista. El manifiesto de Trucíos de Agirre tras el avance de las tropas franquistas en el 36.
En línea con la voluntad expresada desde que fue elegido presidente del partido de otorgar un papel preeminente a las mujeres, Esteban quiso hacer su particular homenaje. Agradeció la contribución femenina a la lucha «por la igualdad, el nacionalismo y el euskera», una aportación que personificó en las figuras de Teresa Azkue, Julene Urzelai y Sorne Unzueta.
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