Urgente Normalidad en el metro tras los retrasos provocados por el desmayo de una mujer que ha caído a las vías en Algorta
Imagen de los incidentes registrados en Azpeitia en julio.

El penúltimo y complicado giro en su camino por dejar la ortodoxia del pasado

La nueva hoja ruta diseñada por la dirección de Bildu le ha obligado en los últimos años a dar varios giros estratégicos

Domingo, 10 de agosto 2025, 00:17

La reflexión abierta por Arnaldo Otegi sobre la posibilidad de que las bases de EH Bildu no vean con tan malos ojos entrar en la Ertzaintza es situarse al borde de la penúltima frontera en el camino emprendido hace más de una década para abandonar la ortodoxia del pasado. Un proceso en el que su discurso ha rotado y adoptado líneas más pragmáticas. El último paso, el definitivo, sería condenar la violencia, pero no parece que vaya a darse al menos a medio plazo.

Publicidad

Relación con la violencia

La relación con la violencia sigue siendo la gran mochila que lastra su avance. La cuestión de los presos de ETA está en la práctica solventada, pero le queda dar un paso que le exigen todos los partidos y las víctimas: condenar cualquier tipo de violencia. Bildu suele quedarse en la fórmula «rechazo», pero evita ir más allá al considerar que se quiere deslegitimar toda su trayectoria. El giro más importante en esta materia se dio a partir de 2011, cuando Sortu presentó sus estatutos, en los que por primera vez se afirmaba que «la izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia, o la amenaza de su utilización, y eso incluye la violencia de ETA».

Luego hubo gestos por parte del EPPK (colectivo oficial de presos) en los que se reconocía «el daño causado». Pero se mantienen varias líneas rojas: no se acepta que ese daño fue «injusto» –no algo accidental o inevitable– y se rechaza el arrepentimiento.

Labor en el Congreso

El Congreso fue durante décadas algo secundario para la izquierda abertzale. Se hablaba de «Madrid» como algo casi despectivo. Pero la apuesta estratégica por convertirse en una alternativa de gobierno lo cambió todo. La primera marca que obtuvo representación tras la vuelta a la legalidad fue Amaiur en las elecciones de 2011.

Se vio un gesto simbólico. Su portavoz, Xabier Mikel Errekondo, fue recibido en La Zarzuela por Juan Carlos I dentro de la ronda de consultas abierta tras los comicios. Mertxe Aizpurua ha evitado hacer lo mismo conFelipe VI.

Publicidad

A partir de ahí, EH Bildu ha visto las ganancias que le puede reportar hacer política en la Cámara baja.La debilidad de Pedro Sánchez ha convertido sus escaños en fundamentales y le ha permitido aparecer como un partido útil y normalizar, al menos en gran medida, su imagen en el resto de España. Su estrategia es clara: competir con el PNV como partido que más beneficios trae a Euskadi.

Renovables y empresarios

La cuestión de las renovables es la que demuestra los difíciles equilibrios que en ciertos momentos tiene que hacer la dirección de EH Bildu entre su apuesta por el pragmatismo y la postura de parte de sus bases. La nueva hoja de ruta sostiene que para lograr la «soberanía energética» será necesario instalar algunas infraestructuras de gran tamaño. Y eso es algo que un scetor de los militantes sigue rechazando. Los debates internos han sido intensos. La izquierda abertzale también ha buscado normalizar su relación con los empresarios. De calificarlos casi como enemigos del pueblo vasco y atentar contra ellos a tender puentes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad