

Otegi confirma que Antxon Alonso le presentó a Cerdán para abrir un canal «discreto» entre PSOE y Bildu
El empresario clave de la trama les puso en contacto en 2016, cuando Sánchez aún no gobernaba y rechazaba pactos con la izquierda abertzale
Cuando Santos Cerdán señaló el lunes ante el juez al empresario Antxon Alonso como facilitador de las relaciones tanto con el PNV como con EH ... Bildu, llamó la atención la diferencia en las reacciones de ambos partidos. Los jeltzales se apresuraron a desmentirlo y tacharon de «ridícula» la mera hipótesis de que Alonso, «que ni siquiera es afiliado», hubiera podido influir en decisiones como el apoyo a la moción de censura en 2018. Por el contrario, la coalición soberanista no quiso hacer ninguna declaración y optó por abonarse al silencio mientras los rumores no paraban de crecer.
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Tres días después, y sólo a preguntas de los periodistas, Arnaldo Otegi ha confirmado este jueves lo que Cerdán declaró ante el juez del Tribunal Supremo horas antes de ser enviado a prisión provisional. En efecto, el dueño de Servinabar, empresa central de la supuesta trama de corrupción, fue quien presentó personalmente al exdirigente del PSOE al que la investigación de la UCO sitúa como elemento central de la red. Y lo hizo, según ha admitido el secretario general de EH Bildu, para abrir un canal de comunicación «discreto» entre ambas formaciones incluso antes de que Pedro Sánchez llegara al Gobierno.
En una profusa explicación, el líder abertzale se ha retrotraído hasta 2016, cuando salió de la prisión de Logroño tras seis años y medio por tratar de reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo las órdenes de ETA. Fue entonces cuando un «muy amigo» suyo le puso en contacto con Alonso, con quien comparte no sólo esa amistad sino también su localidad de nacimiento: Elgoibar. En todo caso, ha negado ser «amigo íntimo» del empresario. «Yo no conocía a Antxon Alonso y me propone estar con él porque tenía una oferta que hacerme», ha señalado antes de narrar hasta dos encuentros con él.
En el primero, el dueño de Servinabar le habría transmitido el deseo de un dirigente del PSN para ponerse en contacto con él. Se trataba del propio Cerdán, que por aquel entonces era secretario de Organización del partido en Navarra antes de dar el salto a Ferraz como responsable de Coordinación Territorial y mano derecha de José Luis Ábalos. Otegi aceptó y se celebró una segunda cita a la que Alonso acudió acompañado por el exdirigente socialista. «Le trae, estoy con él y fijamos de manera discreta cuál va a ser la interlocución entre el PSOE y EH Bildu. Punto final», ha zanjado.
«Si quiere se lo digo 20 veces»
Ha admitido también que Cerdán ha venido siendo en los últimos años uno de los interlocutores más importantes de la formación de Sánchez con EH Bildu, que se ha convertido en uno de sus socios políticos más leales. «No tenemos problema en reconocerlo», ha dicho en una respuesta velada al PNV, que en los últimos días ha tratado de hurgar en la estrecha relación que el exsecretario de Organización de Ferraz tenía con la coalición soberanista a diferencia de los jeltzales, cuya principal referencia en el PSOE es la vicepresidenta María Jesús Montero. En todo caso, Otegi ha dicho que tienen más interlocutores.
Lo cierto es que la relación con Cerdán, que ahora se sabe que se inició por mediación del empresario clave en la presunta trama corrupta, ha sido absolutamente determinante para lograr el acercamiento de presos de ETA y para estrechar lazos con el PSOE. Lo fue en la moción de censura en 2018 y en las sucesivas investiduras de Sánchez, pero también, y con un papel aún más relevante, en Navarra, donde trabajó para que en 2019 la coalición soberanista permitiera la elección de María Chivite como presidenta autonómica. Lo volvió a hacer en 2023, cuando también impulsó el inédito apoyo del PSN al abertzale Joseba Asiron para desalojar a UPN de la Alcaldía de Pamplona.
Cuando comenzó el diálogo entre Cerdán y Otegi, un hito que este último ha datado en 2016, el escenario era bien diferente. La tensión era menor que antaño porque ETA había abandonado la violencia de forma definitiva cinco años antes, pero todavía no había pactos entre los socialistas y la izquierda abertzale. Es más, eran los tiempos en los que Sánchez, aún en la oposición, proclamaba a bombo y platillo aquello de «con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces o veinte». Lo aseguró precisamente en una entrevista en una televisión navarra mientras el 'número dos' del PSN abría una vía «discreta» con la máxima autoridad de la coalición soberanista.
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