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Andueza sale tocado de todo esto». Así se expresaba esta semana un alto cargo del PNV tras el fiasco de las conversaciones con Podemos, que ... acabaron arrastrando la reforma fiscal pactada entre jeltzales y socialistas no ya a tierra de nadie, sino a la antesala de su fracaso por falta de apoyos políticos. Los jeltzales lamentaban así que la estrategia desplegada por Andueza en esta negociación, marcada por el veto al PP que explicitó por primera vez en una entrevista publicada en EL CORREO el 9 de febrero, hubiera obligado a forzar el intento de acordar las modificaciones tributarias con una fuerza política extraparlamentaria, los morados, de la que el PNV nunca se fio y que, además, se sitúa en posiciones muy alejadas de su ideario. No hay que remontarse muy atrás para encontrar enganchadas épicas entre Pablo Iglesias y Andoni Ortuzar. El enfado del PNV –y del PSE– con el desmarque de Podemos pese al aval por exigua mayoría de sus bases al preacuerdo fiscal fue de los que hacen época.
Sin embargo, el secretario general del PSE-EE no se siente perdedor en este envite, sino todo lo contrario: exuda satisfacción. La última y definitiva oferta de los jeltzales a los partidos del arco parlamentario en las Juntas Generales –el propio pacto alcanzado con Podemos– es una versión escorada a la izquierda del acuerdo de bases firmado con sus socios y excluye, en la práctica, al PP de la ecuación ya de saque. Andueza no dejó lugar a dudas en una comparecencia de este miércoles: «Celebro que el PNV haya abrazado este marco. La propuesta inicial no era la que habría deseado al cien por cien el PSE-EE. Ésta se acerca mucho más», se jactó.
Caben pocas dudas de que Andueza, reelegido para un segundo mandato al frente de los socialistas vascos hace apenas tres semanas, ha perseguido un doble objetivo: seguir exhibiendo perfil propio frente al PNV y proyectar la imagen de un socio minoritario capaz de marcar el paso al mayoritario, aprovechando además el período de transición de liderazgos que vive Sabin Etxea, con Ortuzar desaparecido; y, a la vez, no generar un problema añadido a Pedro Sánchez en Madrid, donde acordar con el PPes anatema.
No sería la primera vez que los socialistas vascos entran a un acuerdo fiscal a tres bandas con jeltzales y populares: ya lo hicieron en 2017, cuando el tándem PNV-PSE, con Urkullu al frente del Gobierno, no contaba con mayoría absoluta y necesitaba a un tercer partido para sacar adelante los Presupuestos. El precio fue un acuerdo para la reforma tributaria en los territorios que reducía el tipo de Sociedades del 28% al 24% y que, según el PP, sigue incumplido porque se acordó además acometer una revisión posterior del IRPF. Pero los tiempos han cambiado mucho desde entonces: Pedro Sánchez llegó a La Moncloa menos de un año después, la pandemia arrasó con todo en 2020 e Idoia Mendia dejó paso a Andueza en 2021.
En el presente, 2025, Sánchez sobrevive contra viento y marea en Moncloa a base de concesiones a sus socios nacionalistas a cada cual más controvertida –la delegación de las competencias de inmigración a Cataluña pactado con Junts ha opacado a la 'superquita' de la deuda acordada con ERC–, de confrontar con su némesis política, Isabel Díaz Ayuso, y presentarse como el dique de contención contra los vientos trumpistas, «la derecha y la ultraderecha». Un relato que no casaría demasiado bien con un acuerdo con el PP en Euskadi en una materia, la fiscal, que reconocen en el PSE-EE, «es muy ideológica» y rompería el tótem polarizador sobre el que gira la política nacional. «Sánchez lo condiciona todo», asumen los socios jeltzales. «No hay un dogma de 'al PP, ni agua', es que ideológicamente somos incompatibles», argumentan los socialistas, convencidos, además de que «el PP vasco se parece cada vez más al PP de Madrid».
En todo caso, insisten en que los socialistas vascos no tienen «ningún problema» en sentarse con el PP. Andueza recibirá, de hecho, a Javier de Andrés en abril, en el marco de la ronda de contactos de la que sólo ha excluido a Vox, y en Gipuzkoa los Presupuestos forales salieron adelante gracias a los populares. «Para las cuestiones del día a día no hay ningún problema», insisten los socialistas, aunque los cargos públicos asumen de manera natural la regla no escrita de tratar de evitar el acercamiento al PP siempre que sea posible. En todo caso, el trato es gélido –Andueza se estrenó en el cargo en 2022 con un fuerte encontronazo con el entonces líder popular, Carlos Iturgaiz, por pactar los Presupuestos con EH Bildu en Iruña de Oca– y no parece que vaya a cambiar en el medio plazo.
Los populares –que, igual que el PNV, admiten que el pacto fiscal entre ambos era altamente viable antes del órdago de Andueza– tienen otra teoría diferente. «El PNV manda poco, ha perdido margen de maniobra y es el PSE-EEel que lidera la política de pactos en la coalición con 12 de 75 parlamentarios».
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