El ministro Bolaños, en Gernika: «El bombardeo fue un ataque contra el Gobierno legítimo de la República»
Es la primera vez que un representante de este rango del Gobierno central acude a los actos conmemorativos del ataque aéreo de 1937
El de este viernes ha sido un día de símbolos y gestos en torno al bombardeo de Gernika, del que se cumplían 86 años. El más claro vino de la mano del Gobierno central, que por primera vez envió a un ministro a los actos que conmemoran el aniversario del ataque aéreo en la villa foral. El titular de la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, acudió a Gernika y recordó que «hace 86 años las tropas nazis, fascistas, estaban bombardeando de forma indiscriminada a la población civil y que aquel fue un ataque también contra el Gobierno legítimo de la República, como hicieron en Eibar, en Otxandio y en tantos lugares, en Euskadi y en España».
No se quedó ahí. «Como ministro del Gobierno de España es un honor estar aquí representando también al Gobierno legítimo que en aquel momento fue atacado», zanjó Bolaños. Es una frase que parece cerrar la puerta a la petición, reiterada ayer por el lehendakari en otro gesto diáfano de la jornada, de que «el Estado haga un gesto de reparación en Gernika que tiene pendiente» por el bombardeo. Con todo, Urkullu «celebró y agradeció» la asistencia del ministro.
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También hubo símbolos que siguen erizando la piel, como el sonido de las sirenas antiaéreas a las cuatro menos cuarto de la tarde. El acto en el cementerio arrancó con un leve retraso de diez minutos. Bolaños, en su intervención, recordó el papel «de los golpistas, que no lograron imponer su voluntad porque hoy tenemos una democracia que es fruto también de aquella lucha» de los republicanos. «Nos acordamos de todos los que perdieron la vida. Su recuerdo inspira nuestra democracia. Es simbólico que el Árbol que representa las libertades siguió en pie. El golpe y la dictadura no pudieron impedir la democracia», declaró. Lo hizo antes de recordar que «Gernika será el primer lugar de memoria de la nueva ley», como ya avanzó el miércoles el presidente, Pedro Sánchez, en el Senado..
Un paso más
Si el año pasado un miembro del Ejecutivo central -un secretario de Estado- participó por primera vez en los actos de homenaje a las víctimas del ataque aéreo, esta vez se ha ido un paso más allá con la presencia de Bolaños. El propio ministro depositó las flores en la ofrenda realizada en el cementerio de la villa foral, que ayer recordó el bombardeo llevado a cabo por aviones alemanes e italianos, aliados de Franco, el 26 de abril de 1937 en pleno día de mercado. Junto a él dejaron también sus flores el lehendakari, el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño, la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, y un representante del Gobierno alemán, entre otros muchos.
Los supervivientes del bombardeo y el hijo de George Steer, hijo del corresponsal que dio a conocer el bombardeo, fueron ovacionados con intensidad por los presentes.El ministro llegó escoltado por el alcalde Gorroño, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, y el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, que mostró su «rechazo con toda la contundencia a cualquier intento burdo de manipular la historia con peticiones de perdón poco rigurosas». También estuvieron presentes los vicelehendakaris Josu Erkoreka e Idoia Mendia, y otros cargos del Ejecutivo como el consejero Iñaki Arriola. También acudieron el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y la líder del partido en Bizkaia, Itxaso Atuxa.
Aquel ataque militar despiadado sobre la población civil causó unas 300 víctimas mortales. No fue el único ataque aéreo de este tipo en el frente norte de la Guerra Civil, ya que le precedieron los bombardeos a Otxandio y Durango y después «fueron castigados más de 30 municipios». También los hubo en otros puntos de España.
La presencia de Bolaños y Urkullu, codo con codo, en Gernika se enmarca en la intensa polémica por la insistencia del PNV y del lehendakari en reclamar una petición expresa de «perdón» por parte del Gobierno a la villa foral o, en su defecto, un acto de «desagravio» del Estado. Todo comenzó con una carta de un superviviente, que salió a la luz en noviembre de 2021, en pleno debate de la ley de Memoria Histórica en el Congreso. Todo apunta a que ese desagravio no está sobre la mesa del Gobierno central.