«Mikel tiene el reconocimiento pero la verdad sigue al 50%»
La familia agradece el homenaje del Gobierno vasco y no renuncia a una reapertura del caso en los tribunales
Idoia es una de las mellizas que cierran la prole de los Zabalza Gárate. Ocho hermanos entre los que Mikel se haría tristemente célebre tras su arresto en Intxaurrondo. El Gobierno vasco le ha reconocido como víctima y concluye que padeció «una muerte violenta» y que hay «fuertes presunciones de que fue sometido a tortura que le pudo llevar a morir» durante su detención en el cuartel.
- ¿Qué edad tenía cuando arrestan a Mikel? ¿Qué recuerda esa hermana pequeña?
- Tenía 21 años. ¿Qué recuerdo? ¿Puedes creer que no sé qué decir? Siempre me faltan palabras para contar aquellos días y lo que sentí. Es dificilísimo. Sólo recuerdo un peso enorme, como plomo encima, y la falta de aire. Recuerdo, en especial, el ambiente en Orbaizeta. Asambleas. Muchas llamadas a casa. Los hermanos mayores y las noches, cuando aita y ama volvían a casa. Lo que nos contaban al volver.
- ¿Y qué pensaba?
- Que no iba a volver, que no lo iba a ver más. Que lo más probable es que estuviera muerto. Que si lo habían detenido, podía ocurrir. Pero a la vez, una esperanza constante de poderle ver.
- La familia lleva 36 años pidiendo justicia. ¿Qué sintieron el domingo, en el homenaje?
- Ese era uno de los pasos que ha impulsado la familia. Siempre hemos reclamado esos tres principios de justicia, verdad y reparación. Pero no es nuestro único objetivo. No obstante, estamos muy contentos. Es importante por lo que tiene de verdad: Mikel murió en el cuartel de Intxaurrondo y murió torturado.
- Y no era miembro de ETA...
- Hemos dicho que murió en Intxaurrondo por torturas y también que no era miembro de ETA. No lo decimos nosotros. Lo dijo ETA en un comunicado y Barrionuevo lo reconoció. Seguramente, si no hubiera estado tan claro, quizá habría sido diferente.
- Este reconocimiento va al margen de la vía judicial. El caso está sobreseído, no prescrito. ¿Creen que se puede reabrir?
- La esperanza no se pierde nunca, no renunciamos. Siempre hemos sido conscientes de que es muy difícil. En la Justicia hay un gran hándicap porque estamos convencidos de que hay todavía un blindaje sobre lo que hacen las fuerzas de seguridad. Creemos también que hay gente implicada a la que se está protegiendo todavía. Las esperanzas son cada vez menos porque los que intervinieron van desapareciendo.
- La versión oficial dice que huyó esposado y a nado, pero Mikel no sabía nadar.
- Nadie creyó la versión oficial ya entonces. Siempre hubo gran respaldo social. La sociedad sabía que aquel relato rocambolesco era mentira. Lo increíble es que la justicia, que debería investigar, ser rigurosa, buscar la verdad, no ha hecho nada. Era un relato imposible, sin sentido, increíble. Eso nos dejó impotentes y desarmados. ¿Cómo no actúa nadie, la fiscal general del Estado o Interior?
«Es una pena que mis padres no hayan podido ver el homenaje. Habría sido un gran alivio»
Decisión unánime
- Hubo repercusión ya entonces y ahora han recibido el reconocimiento unánime de todo el arco político, tanto del Parlamento navarro como del Ayuntamiento de Pamplona.
- El mayor apoyo fueron nuestros vecinos y el Ayuntamiento desde el primer momento. A nivel social hubo gran respaldo. Desde las enormes manifestaciones del principio a la película 'Non dago Mikel?'. El Gobierno vasco y navarro, también. Y hace poco hubo una decisión unánime de todo el arco político, en el Parlamento de Navarra y en el Ayuntamiento de Pamplona, para pedir investigar. Fue bonito porque había partidos que nunca lo habían pedido. Antes pasamos tiempos oscuros con el apoyo solamente de los vecinos.
- ¿La percepción social viró cuando se descubre el audio en que el director del CESID y un capitán de Intxaurrondo cuentan que creen que murió torturado?
- No, entonces no. En los medios hubo repercusión. 15 años después se pudo escuchar y llega más.
- ¿Pasados aquellos días, en casa se hablaba de este tema?
- Lo justo, lo imprescindible. Queda mucho dolor. Se recuerda a Mikel mucho, pero se habla poco...
- Sus padres no han podido ver el homenaje.
- Sí, es una pena. Para nosotros es un paso por lo que tiene de verdad, una verdad que no es judicial, pero es verdad. Lo es al 50%. ¿Quién estuvo implicado? ¿Qué había detrás? ¿Por qué se lo llevaron a él? ¿Dónde estuvo esos 20 días? ¿Quién ocultó el cadáver? El acto es además un reconocimiento. Mis padres se fueron con esa amargura. Lo del domingo habría sido un alivio muy grande.