Malestar en el PP vasco por la «nueva imposición» de Casado de los candidatos del 10-N
Admiten que esperaban «otra actitud» del líder nacional tras la convención de Vitoria y que «al menos» hubiera escuchado su opinión
El entendimiento ha durado menos de un mes. Tras sellar una aparente paz en la convención del PP vasco celebrada en Vitoria a mediados de ... septiembre, Pablo Casado y la dirección de los populares vascos evidencian de nuevo su falta de sintonía. Conviven bajo las mismas siglas pero no comparten ni proyecto ni la forma de entender el partido. El detonante para el nuevo rifirrafe ha sido la designación de las listas electorales del 10-N. Como ya ocurriera en los comicios de abril, el presidente nacional ha desoído las 'sugerencias' llegadas desde Euskadi y ha nombrado a los cabeza de lista sin tener en cuenta la opinión de Alfonso Alonso y su equipo.
Una decisión unilateral, «otra vez», insisten las fuentes consultadas, que rompe con la tradición del PP –al menos el de Rajoy– de respetar los nombres que cada provincia enviaba a Génova para confeccionar las listas. «Es una nueva imposición, un nuevo intento de querer demostrar quién manda en el PP», explica un dirigente vasco. Algo así como una advertencia directa a Alonso, de quien Génova sigue desconfiando. «¿Dónde ha quedado aquello de 'yo soy del PP vasco'?», se cuestiona en referencia a la frase que Casado pronunció en la convención de Vitoria. «¿Dónde está esa supuesta moderación?», añaden.
Por territorios, el mayor malestar se sitúa en Gipuzkoa, donde el 'aparato' liderado por Borja Sémper ha recibido como un 'bofetón' la designación de nuevo de Iñigo Arcauz, que en abril logró un paupérrimo resultado –apenas el 5% de los votos–. En la formación ponen en duda el nivel político del candidato, que «no representa lo que es hoy en día el PP guipuzcoano». Ni por ideas políticas, ni trayectoria, ni imagen.
En Bizkaia, Casado ha vuelto a confiar en Bea Fanjul. Oficialmente, no hay problema con ella, aunque la pasada semana se celebró un «tenso» comité provincial en el que se evidenciaron las diferencias entre la candidata y los dirigentes territoriales. En Génova interpretaron como un desafío que desde esta provincia se criticara –tal y como recogió este periódico– a la joven dirigente de Nuevas Generaciones, muy cercana a Casado, y se avisara que aceptarían a cualquier candidato menos a Fanjul. «Si Casado la hubiera apartado, habría demostrado debilidad. Y al refrendarla, les da un toque de atención a los vizcaínos», analizan fuentes del partido.
El caso de Álava –una de las doce provincias en las que cambiará el cabeza de lista popular, casi una de cada cuatro– tiene sus particularidades, porque era necesario sustituir a Javier Maroto. Marimar Blanco no era la candidata del PP vasco, pero su nombramiento no ha sido mal recibido. «Aquí le tenemos mucho afecto y cariño. Con ella no hay ningún problema y seguro que saca el escaño», reconocen. Pero sí ha molestado su 'imposición'.
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