Los 'ongi etorris' suscitan la repulsa unánime de instituciones y partidos, que cargan contra Bildu
El lehendakari urge a acabar con los homenajes a etarras, pero la izquierda abertzale pide darles «sentido de normalidad»
Los sendos homenajes rendidos este fin de semana en Gipuzkoa a dos miembros de ETA excarcelados tras cumplir largas condenas desataron ayer una ola unánime ... de indignación entre instituciones y partidos, que centraron sus críticas en la izquierda abertzale por no poner fin a estos «actos de humillación» a las víctimas. Tanto el Gobierno central como el vasco, así como las principales fuerzas políticas y asociaciones de damnificados, mostraron su repulsa por las imágenes vistas en Hernani y Oñati, donde cientos de personas recibieron entre vítores y aplausos a José Javier Zabaleta, 'Baldo', y Xabier Ugarte. Sólo EH Bildu se desmarcó y evitó posicionarse sobre ambos actos, actitud que acrecentó el malestar.
La primera condena partió el sábado de Covite, que como en ocasiones anteriores que se han celebrado recibimientos los puso en conocimiento de la Audiencia Nacional. La magnitud de ambos 'ongi etorris' y la entidad de los etarras -un exdirigente de la banda, el primero, y uno de los carceleros de Ortega Lara, el segundo- llevó el domingo al Gobierno central a sumarse a la asociación de víctimas y poner los recibimientos en conocimiento de la Fiscalía. Los homenajes llegaron además en un contexto político muy agitado tras la abstención de Bildu en la investidura de Pedro Sánchez y su intención de hacerlo también en Navarra.
Ayer, 48 horas después del primer recibimiento, se sumaron más voces de repulsa. El Gobierno vasco, primero a través de Jonan Fernández y después del lehendakari, mostró su «rechazo absoluto» a los homenajes a etarras y su solidaridad con las víctimas. «Comparto plenamente su dolor e indignación. Es una cuestión ética, no podemos mirar a un futuro de convivencia si no hay un mínimo de ética», señaló Iñigo Urkullu.
El Ejecutivo dirigió sus críticas contra la izquierda abertzale como responsable de la organización de los 'ongi etorris' y reclamó que, «si tienen un mínimo de sensibilidad humanista piensen también en el dolor y sufrimiento de las víctimas y sus familiares» y les pongan fin «de una vez por todas».
En iguales términos se posicionó el PSE, que exigió además a la izquierda abertzale una «actitud inequívoca» de respeto a las víctimas y de rechazo a los crímenes de ETA. El PP, por su parte, reclamó que se «reaccione con contundencia» contra estos actos, que «humillan y tratan de convertir su derrota en una burla» hacia las víctimas.
Amigos y familiares
Con el foco puesto sobre su reacción, EH Bildu optó por guardar silencio. Preguntado por los homenajes a los dos etarras, el exalcalde de San Sebastián y ahora apoderado de la coalición en las Juntas de Gipuzkoa, Juan Karlos Izagirre, no quiso entrar en valoraciones porque «no es el momento oportuno». La única reacción de la izquierda abertzale llegó desde Navarra, donde la portavoz parlamentaria de Bildu, Bakartxo Ruiz, pidió dar «sentido de normalidad» a los recibimientos porque los protagonistas son «amigos y familiares de personas que han estado 30 años en la cárcel».
Los dos actos de este fin de semana han recuperado una forma de actuar -homenajes en plena calle y con mucha parafernalia propagandística- que en los últimos meses parecían haber desaparecido de la estrategia de la izquierda abertzale. Los 'ongi etorris' han seguido produciéndose, pero para evitar la acción de la Justicia, la consigna era evitar lugares públicos y celebrarlos en locales privados. Eso había rebajado la presión sobre EH Bildu, que nunca los ha criticado ni condenado. En febrero de 2018, por ejemplo, la coalición abertzale se negó a suscribir en el Parlamento vasco una proposición no de ley en la que el resto de grupos «rechazaba» los homenajes a etarras.
De hecho, esta nueva polémica llega en el momento en el que la coalición trataba de entrar de lleno en el juego político nacional. Su acuerdo de acción política con ERC en el Congreso implicó su abstención en la fallida investidura y, en Navarra, se da por hecho que esta semana facilitará el nombramiento de la socialista María Chivite como presidenta foral.
Este doble posicionamiento fue aprovechado ayer por PP y Ciudadanos para cargar con dureza contra Pedro Sánchez. Albert Rivera se preguntó ayer «qué ha hecho» el presidente del Gobierno en funciones para evitarlos y anunció que solicitará la comparecencia en el Congreso del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para dar explicaciones. Además, el diputado naranja Marcos de Quinto avivó aún más la polémica al pedir para el etarra Xabier Ugarte «532 días en un zulo sin garantías de lo que pueda sucederle», en referencia al tiempo que Ortega Lara permaneció secuestrado.
Pablo Casado, por su parte, calificó de «humillación» e «indignidad» los homenajes rendidos a los dos presos de ETA por lo que suponen para las víctimas y para la democracia. Y recordó que su partido ha registrado en el Congreso una proposición para reformar la ley y tipificar como delito de enaltecimiento del terrorismo la convocatoria de 'ongi etorris'. Más carga política tuvieron las declaraciones de Alfonso Alonso, quien atacó a Pedro Sánchez por «querer ser investido» por los que los «organizan».
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