«La gente no sabía ni por qué estaba en ETA»
Mikel Lejarza, 'El Lobo' | Exespía e infiltrado en ETA durante un año ·
Presenta hoy en Bilbao el libro en el que comparte sus operaciones y sentimientos, y confiesa estar «arrepentido de no haber hecho más»Si preguntas a alguien si conoce a Mikel Lejarza, pocos asentirán con la cabeza. La cosa cambia si te refieres a él como 'El Lobo'. ... Infiltrado en ETA durante un año y espía durante más de cuatro décadas, comparte en el libro 'Yo confieso' (Roca editorial), junto al periodista Fernando Rueda, sus andanzas, las operaciones y los sentimientos que hasta ahora se había guardado para sí. La publicación, ya a la venta, se presentará esta tarde en Bilbao (19.30 horas, en Bidebarrieta).
– ¿Se arrepiente?
– Ha sido un largo caminar, muy duro, pero no me arrepiento de nada, sólo de no haber hecho más.
– Estuvo un año infiltrado en ETA. ¿Qué le sorprendió de la forma de actuar de sus miembros?
– La sorpresa que me llevé es ver cómo la gente que estaba allí no sabía ni por qué estaba. Cuando uno no sabe ni dónde va, te haces en la cabeza una imagen idealizada. Pero luego ves que están repartidos en pisos, la mayoría sin saber por qué, sin un objetivo y un adoctrinamiento como es debido. Ahí me di cuenta de que era una banda terrorista sin miras hacia un fin ni un futuro.
– Los terroristas siempre han afirmado que no sentían remordimiento y que para ellos las víctimas no eran personas.
– Casi todos tenían un odio irrefrenable, sobre todo hacia la Guardia Civil y todo lo que significaba el españolismo. A mí me asustaba ese odio tan bestial. Me imaginaba lo que podrían sentir entonces hacia mí...
– Tras la 'operación Lobo', uno de los golpes más importantes a la banda, empapelaron las calles con su fotografía. ¿Cómo lo vivió? Y, sobre todo, ¿cómo lo vivió su familia, que residía en Euskadi?
– En lo que concierne a mí, me apartaron a Canarias, así que no lo viví. En ese tiempo me tuvieron desinformado, no me enteré hasta que volví de allí de que habían empapelado las calles. Mi familia, sí. Lo sufrió. Pero no se metieron con ellos nunca. Y eso tengo que decirlo claramente. Eso sí, tuvieron sus miedos y llevaron una vida difícil.
– Se hizo la cirugía estética y fueron a buscar a su madre para ver si le reconocía. ¿Cómo fue la cita?
– A mí no me dijeron nada. Ni a ella tampoco. Fueron a buscarla dos del servicio en avión. Cuando llegaron al hospital me dijeron que saliera, que tenía una visita. Me encontré con mi madre, lo pasé fatal. Y ella también. Una madre siempre reconoce a un hijo. Se echó a llorar y yo me descompuse. Esa no era forma de salir de un hospital. Me parece duro hacer eso con una madre.
– Estaba preocupado porque le reconocieran y marchó al sur de Francia. Arriesgado...
– Cuando te hacen la cirugía te miras al espejo, te puedes ver algo diferente, pero tu cerebro no lo asimila. Yo he tenido muchos sueños en los que me reconocía todo el mundo. Es una cosa que te persigue a lo largo de tu vida tras un trabajo así. Ahora intento cambiarme de otra manera, porque hay muchas posibilidades. Pero el problema es ese, que tu cerebro no lo asimila. Lo que quise yendo a Francia es, precisamente, comprobar. Lo que te ayuda es ver que tu enemigo no te reconoce. Los amigos no se daban cuenta. Con uno incluso intenté hablar una vez y estaba asustado.
– Dice que sus enemigos se multiplicaron, también entre los suyos.
– Cuando tú vas viendo que te van dejando en el rincón, te das cuenta de que estorbas. A partir de los años ochenta empiezan a ocurrir ciertas cosas que hacen que me vaya del servicio. Me dijeron 'ya volverás'. Luego, fueron ellos a por mí... Hubo un momento en el que hicieron correr una circular avisando a la gente de que no tengan contacto conmigo. A partir de ahí es cuando te das cuenta de que puedes tener algún enemigo que otro dentro...
– ¿Alguna vez pensó 'hasta aquí hemos llegado'?
– Muchas. Te enfadas, pero al final sigues para delante. No solo estás trabajando para tu servicio, también para tu país. Podía más mi sentido patriota, aunque ahora parezca que si dices eso eres un facha.
– Dice que cuando empezaron a gestarse los GAL, le quitaron del medio y le mandaron a México.
– La mayoría de mis compañeros opinaban que podía ser un retraso en la lucha contra ETA. Fue una cuestión de ciertas personas, no de un 'cuerpo' o de un servicio entero. En la reunión en la que se trató este tema había gente de todos los colores: verde, azul y marrón –por el color de los uniformes–. Yo nunca he estado de acuerdo con lo que se hizo, ni lo estaré. No puedes hacer las mismas cosas que hicieron los terroristas.
«Cuando te sometes a la cirugía estética, te miras al espejo y tu cabeza no termina de asimilarlo»
«El cargador preparado»
– Mamen, su mujer, habla por primera vez en el libro. ¿Cómo se puede llevar una relación de pareja estando oculto?
– Se puede siempre que tengas al lado a una persona que te sepa llevar. Y ese ha sido mi caso. Hemos tenido momentos muy complicados, pero ella ha sido muy fuerte. Ha luchado y ha sabido salir adelante. Ha sido compañera, esposa, madre e incluso estuvo en medio de alguna operación. A veces hacíamos reuniones en casa y ella tomaba alguna que otra decisión. Acertadas, por cierto.
– Hasta 2010 no recibió un reconocimiento institucional. ¿Tiene la sensación de que no se ha valorado su trabajo?
– Sí. En cambio, tengo la sensación agradable de que se ha valorado en el pueblo. Yo, al fin y al cabo, he hecho mi trabajo, pero aquí ha habido mucha gente que ha perdido a los suyos. No puedo sentirme todo lo orgulloso que me gustaría porque no pude hacer todo lo que había que hacer. Ni pude, ni me dejaron.
– Ha protagonizado pocas y breves apariciones públicas. Y siempre bajo unas gafas de sol e incluso una peluca. ¿Alguna vez se le pasa por la cabeza salir a la luz pública?
– Tengo muchas ganas. Pero cada vez que veo cerca la hora, se me complica. Ahora podría haber sido el momento, pero... lo veo lejano.
– Porque ETA ya no mata...
– Es muy fácil decir eso, sobre todo la gente que vive fuera de aquí. Si alguien atentara contra mí hoy o mañana, esa persona no sería un terrorista, sería un delincuente cualquiera que está loco. ETA siempre ha dicho «dejamos una bala preparada para 'El Lobo'». Y eso me hace a mí tener un cargador preparado para ellos.
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