«No estoy decepcionada por dejar el Gobierno, pero me habría gustado concluir mi obra»

- ¿Esperaba salir del Gobierno?

- No me lo esperaba pero tampoco me ha sorprendido. Los cargos públicos no nos pertenecen. Llevo muchos años en política para que estas cosas me sorprendan. Estoy muy satisfecha de haber iniciado una reforma a fondo del sistema educativo español, que empezaba a adolecer de algunos vicios, dificultades y privilegios indeseados.

- ¿Se sintió decepcionada?

- No es decepcionada. A mí me habría gustado concluir mi obra, iba con un proyecto político debajo del brazo, pero una ministra sabe que tiene un día para su nombramiento y otro para su destitución.

- ¿Qué le dijo Pedro Sánchez? ¿Cómo se lo explicó?

- Sencillamente, como hace cualquier otro líder político. Son etapas. Y hay momentos en los que hay que renovar equipos, nada más.

- Pero no dejó de ser sorprendente que de una tacada prescindiese de Iván Redondo, José Luis Ábalos, Carmen Calvo y de usted.

- Pero todos sabemos que es facultad del presidente del Gobierno formar su gabinete y, por ende, sustituirlo. Somos políticos y sabemos lo que es la política.

- ¿Ha vuelto a hablar con el presidente desde entonces o es como Ábalos, que ni le llama?

- No, yo he vuelto hablar y tenemos comunicación directa. Mi valoración del presidente sigue intacta. Es un trabajador infatigable y un hombre muy resistente.

- Aquella remodelación se 'vendió', digamos, como una forma de revitalizar al Gobierno. ¿Tan quemado estaba ese gabinete?

- Ese es un juicio de valor muy subjetivo. Eso lo tiene que decir el presidente del Gobierno.

- Usted era de las pocas que tenía experiencia en gobiernos de coalición. ¿Le sorprendió la sucesión de discrepancias que iban surgiendo?

- Sí, a veces esas discrepancias se han exagerado por parte de uno de los miembros de la coalición. Y sobre todo se han exteriorizado, pero es que hemos de darnos cuenta de que hay dos tradiciones muy diferentes. Unidas Podemos surge del activismo social y el Partido Socialista lleva en tareas institucionales toda la Transición y en tareas políticas 140 años. Es un Gobierno de coalición, y hay que cuidarlo porque en definitiva representa intereses de progreso.

- ¿Tanto poder tenía Iván Redondo?

- Creo que no. Cubrió una etapa.

- ¿Agradeció que Sánchez le quitase las tareas de portavoz del Gobierno?

- Agradecer no es la palabra, pero sí me gustó ser solo ministra de Educación. Han sido tres años muy intensos en Madrid porque la política está muy crispada en las Cortes Generales, la oposición que está haciendo el PP está totalmente extremada.

- ¿Ha notado diferencias entre hacer política en Euskadi y en Madrid?

- Es una diferencia brutal. Los miembros del Parlamento vasco podemos discrepar en el pleno, en las comisiones, pero luego hay conversaciones en los pasillos. Pero en Madrid la oposición no ayuda a las tareas de Gobierno, crispa en exceso, insulta...

- ¿Tensaba demasiado la presencia de Pablo Iglesias?

- No. Hablaba más de puertas hacia fuera, pero no tensaba los Consejos de Ministros.

- Usted pertenece a una generación política en la que todo parecía ir más lento.

- Es verdad que ahora todo es vertiginoso. Cada ciudadano se ha convertido en un opinador, en un informador, las redes sociales han hecho que se repitan eslóganes como si fueran evidencias y eso provoca una gran toxicidad.

- De ese clima su partido responsabiliza al PP, pero alguna culpa tendrá Pedro Sánchez...

- He visto a Sánchez hablar con absoluta tranquilidad y se le ha replicado con un rosario de insultos. El PP aplica una fórmula de hacer la oposición que no es interesante ni para el país ni para el PP. Un buen ejemplo es la renovación del Poder Judicial.

- ¿Por qué en España es imposible alcanzar un pacto de Estado sobre Educación?

- No es imposible.

- Lo ha sido durante 40 años.

- Sí, pero ahora la Lomloe es la candidata perfecta a lograr un pacto de Estado. Bebimos de lo que habían sido las conclusiones más acordadas del pacto de Educación del Congreso. El sistema educativo español produce tres veces más repetidores que el resto de la OCDE, y los alumnos españoles no son más perezosos ni más torpes.

- Pero es obvio que, al menos por ahora, tampoco genera un consenso absoluto.

- He tenido a los responsables de Educación del PP en mi despacho como ministra afirmando su intención de transar o acordar el proyecto de ley siempre que 'el jefe' así lo decidiera. Y el jefe, el presidente del PP, decidió lo contrario. Hay mucho margen para acordar.

- ¿Con qué objetivos?

- España tenía un sistema educativo para un mundo que no existía. No lo digo yo, lo dice Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE. No podemos permitir que nadie se quede en la cuneta ni tolerar que haya un 29% de repetidores. Es un gasto insoportable para el sistema y un drama para un alumno. ¿Tú tienes problemas en matemáticas? Pues vamos a reforzar las matemáticas, pero no vamos a hacer que repitas geografía. Es muy importante que los alumnos entiendan; la memoria es fundamental, pero las series memorizadas las tenemos en Internet. Saber la tabla periódica está muy bien, pero quizá más conocer las aplicaciones del litio.

- Se habla de una «falta de valores» por parte de algunos jóvenes. ¿Es culpa de la escuela?

- Es mucho más complejo, decir eso sería un reduccionismo. Los profesionales son competentes y saben que tienen que transmitir valores. Hay una exasperación en el ambiente, una toxicidad en las redes sociales, una crispación política innecesaria, quejas desaforadas... La escuela tiene que hacer una labor tremenda e intensificar los valores, por eso en la Lomloe se insiste en tener una materia de valores universales reconocidos por todos.

- ¿Comparte la tesis de Iñaki Oyarzábal (PP) de que en la escuela vasca se crea un clima de odio a lo español?

- Para nada, no lo comparto. Vaya por delante que a Oyarzábal le tengo mucho aprecio pero me parece que esa expresión es exagerada. La escuela vasca trabaja con profesionales muy competentes y educan a los alumnos. ¿El ataque a Samuel en A Coruña fue por culpa de la escuela gallega? Eso no es así. Y si hay casos puntuales que se conozcan, que se denuncien.

- Fue consejera vasca de Educación. ¿Cree que el modelo D está logrando su objetivo de crear alumnos bilingües?

- Hay que estudiarlo con profundidad. Si no lo está haciendo, habrá que pararse y repensar cómo se refuerza.

- ¿Funciona bien en general el sistema educativo vasco?

- Funciona muy bien. El índice de abandono temprano en el conjunto de España está en el 17%, y en Euskadi sobre el 7%. El número de repetidores también es muy bajo. Pero no solo es mérito del sistema educativo, tiene mucho que ver con el nivel socioeconómico de la sociedad vasca.

- ¿Se hubiese imaginado alguna vez a EH Bildu apoyando los Presupuestos y formando parte de la «dirección del Estado»?

- Pues nunca lo había pensado. Pero creo que hay una cura de realismo que honra la inteligencia de Bildu. De decir que estamos en la utilidad. Como decía Ramón Rubial, las transformaciones políticas son las que se hacen a través del Boletín Oficial del Estado.

- ¿Lo de ser ministra ha sido su último servicio o todavía le quedan ganas de meterse en algún otro 'fregado'?

- Me siento con fuerzas, seré política hasta el día en que me muera.