Científicos, aprendan política
Da más miedo que nos acaben dominando los científicos que desprecian a los políticos que cualquier forma de inteligencia artificial. Parece más verosímil. Durante la ... pandemia se hizo habitual la inclusión de los epidemiólogos en la mesa donde se toman las decisiones en todos los países de Europa. A la mayoría de la ciudadanía le tranquilizaba. Pero ese espontáneo y no planificado salto desde el informe, el asesoramiento o la comisión al espacio ejecutivo donde se comparten las decisiones políticas mostró que la mayoría de ellos no estaba preparada. En muchos países dimitieron científicos que compartían gabinete de crisis con los políticos porque sentían que no les hacían caso, que su voz se perdía entre otras muchas y que sus datos sagrados tenían que ser negociados para cuidar otros intereses presentes en la sociedad que ellos consideraban menores.
Y ese es uno de los problemas sobre los que conviene que reflexionemos si queremos aprovecharnos de la forma más eficiente del conocimiento que se produce en los espacios de investigación y de los expertos que aceptan ir un paso más allá de la segunda fila técnica de la política. Hacer política requiere de unas habilidades que van más allá del conocimiento técnico y que solo te las puede proporcionar la experiencia. Hacemos mal en menospreciar a los políticos que llevan muchos años haciendo política en un partido o en una institución pensando que no saben hacer otra cosa. En la sociedad conviven muchos intereses, la capacidad de negociar con diferentes renunciando a parte de tus principios, valores o ideología por el bien común exige formación práctica y de ello nos beneficiamos todos.
Sería bueno que los científicos que quieran influir con sus datos en la política empezaran a practicar en la concejalía de alguna ciudad para aprender el trabajo que requiere sacar adelante una propuesta que quieres que sea apoyada por todos los sectores que tienen intereses en ella. El problema es que suelen empezar por arriba, como fichajes estrella o sentándose en un gabinete y duran poco porque no tienen el oficio aprendido de la negociación y de la necesaria pérdida de ego para incluir los intereses de los que consideran que no tienen razón.
Si avanzamos en la creación de gabinetes de crisis climáticas, sería bueno que contáramos con científicos que hayan tenido un aprendizaje político para que su aportación no sea del tipo o yo o el colapso. Nos convendría mucho tener a científicos en la mesa donde se toman las decisiones para paliar la crisis climática. Sería deseable que los que quieran colaborar a este nivel dedicaran parte de su tiempo a practicar la política para que el día que tengan la oportunidad de influir en las decisiones importantes, su conocimiento pueda tener un impacto real en la sociedad.
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