Andoni Ortuzar, presidente del PNV, pide «humildad, autocrítica y serenidad en el juicio» para dar la vuelta al revés del 28-M Ignacio Pérez

Andoni Ortuzar (PNV) | Elecciones municipales 2023

«Para volver a conectar con la gente debemos ser más humildes y humanos»

«Hay una parte de la sociedad que está mandando un mensaje de cabreo al poder, al sistema. Toca rectificar», dice

Jueves, 1 de junio 2023

La vida sigue para todos y también para Andoni Ortuzar, a quien, en plena digestión de la amarga victoria del PNV el 28-M, le ... sobrevino, como a todos, una nueva convocatoria electoral en pleno verano que le obligará a cancelar las vacaciones con sus hijas.Satisfecho por la reedición del acuerdo con el PSE –que estaba ya muy avanzado y le permitió escaparse el jueves a ver a Sting en el Bilbao Arena–, el presidente del EBB reconoce que ha «defraudado» a parte de los 86.000 votantes que dejaron de elegir su papeleta el pasado domingo y no ha sabido «ilusionar» al resto. «Miércoles de ceniza y propósito de enmienda», receta.

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– ¿El pacto con el PSE se ha acelerado por el adelanto electoral?

– No. Hablé con Eneko (Andueza) antes de la convocatoria electoral y la voluntad de ambos era hacerlo rápido para dar certezas a nuestra gente. Es verdad que ahora lo mejor es despejar el panorama para que cada uno se pueda dedicar a las elecciones que graciosamente nos ha convocado Pedro Sánchez.

– ¿Las derivadas de esas elecciones pueden hacer que el acuerdo no dure cuatro años?

– La lógica del pacto es vasca y sólo vasca. No hemos levantado la vista más lejos. Es un blindaje de la relación entre ambos partidos para toda una legislatura.

– ¿A prueba de turbulencias?

– Puede pasar de todo. Pero está blindado, sí.

– ¿Se equivocan quienes creen que ésta pueda ser la última reedición del acuerdo?

– ¿Por qué?

– Porque los ciclos empiezan y acaban.

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– No creo en los ciclos. Y si hay cambio de ciclo no se produce por vuelcos electorales, sino por cambios en la política de alianzas. Veremos si los hay.

– ¿Los malos resultados tampoco han urgido a dar carpetazo cuanto antes al acuerdo?

– No, porque la voluntad de ambos ya era reeditarlo para dar estabilidad al país. No hay que olvidar que tenemos un acuerdo en el Gobierno vasco, que es muy, muy relevante. Entonces, o pasaba algo muy raro o era muy difícil soslayar la opción PNV-PSE.La lógica te decía que había que hacerlo. Los resultados sí han introducido un factor de mayor complejidad porque en algunas instituciones vamos a necesitar más votos o más abstenciones.

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«La lógica del pacto es sólo vasca. Es un blindaje de la relación con el PSE para cuatro años»

– ¿La mejor forma de hacer la digestión de ese debilitamiento de la coalición es dar un portazo a quien se ofrece a facilitar sus gobiernos?

– Es que el PP quiere estar en misa y repicando. Quiere hacerse el bueno en Madrid y aquí sacar tajada. Pero las dos cosas no pueden ser. Si el apoyo es gratis, es gratis. Y si lo que quieres es negociar y validarte en el sistema, entonces ya no te importa si gobierna o no Bildu y tienes que defender tu posición.

– ¿No están dispuestos a hablar de nada con el PP?

– Si el apoyo es gratis, perfecto. Si no, el PP tiene que darse cuenta de la incoherencia que supone querer entrar a un gobierno de coalición con su mayor enemigo en el Estado y con su mayor enemigo aquí. Y luego hablan de Frankenstein en Madrid. ¿Qué Gobierno sería ése? Se cae por su propio peso.

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– ¿Les van a arrebatar la makila en Laguardia y Labastida?

– En las instituciones que estén abiertas nos debemos exclusivamente al PSE y a partir de ahí negociaremos con Podemos, y con el PP si se acerca. Pero se hablará en cada institución. No va a haber un diálogo vasco con el PP, ni con Podemos tampoco. El diálogo vasco ya lo hemos tenido con el PSE. No va a haber pactos a dedazos. A nosotros también nos van a levantar alcaldías.

«Si el PP quiere apoyarnos gratis, perfecto. Pero, si no, ese Gobierno sí que sería Frankenstein»

– Sí, pero se las levantará Bildu, no el PP.

– Pero responden a lógicas de los pueblos. El PP está haciendo un poco como Bildu: donde les conviene hay que respetar las listas más votadas pero donde no, manos libres. O sea, Otegi se levanta con Podemos diez alcaldías y no pasa nada, es lo que quiere el pueblo. Pero nosotros hacemos una operación totalmente legítima y con más apoyo popular en Gipuzkoa y estamos haciendo no sé qué fraude de la santa alianza a la democracia.

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– ¿Bildu está más cerca hoy de ser alternativa al PNV?

– No quiero que se diga que somos arrogantes o soberbios porque el análisis lo hacemos desde la máxima humildad, pero con los números en la mano. Bildu está por debajo de su techo electoral de 2011. Han subido 4.000 votos en Gipuzkoa y 20.000 en total. El problema es lo que perdemos nosotros.

«Un toque de atención»

– Vayamos a ello. Decía usted que no cree en los ciclos. ¿Perder 86.000 votos no es suficiente para intuir que algo se está moviendo en Euskadi?

– Algo ya se ha movido el 28 de mayo. Y es muy importante, pero de ahí a que eso vaya a pasar otra vez el 23 de julio o el 9 de junio (autonómicas de 2024)... Lo que sí hay es un cambio en la forma de ejercer el voto que hay que mirar con muchísima atención porque ha venido para quedarse. El PNVha recibido el mensaje y lo ha interpretado como un toque de atención serio.

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«No hemos sabido ilusionar a una parte de la gente y a la otra la hemos defraudado»

– ¿Por qué se ha quedado su votante en casa?

– No hemos sabido ilusionar o motivar a una parte de la gente para que fuera a votar y a otra seguro que la hemos defraudado y por eso no ha ido. Todos los partidos de gobierno han salido tocados en estas elecciones: le ha pasado al PSOE, a Podemos y a Esquerra. Hay una parte de la sociedad que está mandando un mensaje de cabreo al poder, al sistema. Nos tiene que preocupar en este momento de populismos y extremismos.

– ¿Tiene arreglo?

– Toca rectificar lo que sea preciso, con toda la humildad, autocrítica y serenidad en el juicio. Hay un dato que nos mueve a creer que esto es reversible y es que esa gente se ha ido a la abstención, no a otro partido. A toda esa gente tenemos que recuperarla para el país porque cuando sube la abstención baja la calidad democrática.

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– ¿Cómo se hace eso, cómo se vuelve a conectar con la gente?

– Tenemos que ser más humildes y más humanos. Hemos vivido una pandemia, que ha afectado gravemente a los servicios públicos y se ha puesto todo patas arriba por el coste de la energía, la subida de la cesta de la compra y las hipotecas. Frente a todo eso, creo que hemos gestionado razonablemente bien, pero hay un fenómeno curioso que se ve en las encuestas.

– ¿Cuál?

– La gente cree que a ellos les va bien y pone notas altas pero cuando le preguntan por la globalidad dice que las cosas están fatal. Ahí hemos podido perder conexión con la gente para hacerles ver que la realidad no se corresponde con esa percepción. Hacerles entender que, por supuesto que las estamos pasando canutas, pero que no estamos a las puertas del abismo: hay más cotizantes a la Seguridad Social, menor paro, el 90% de Euskadi se sitúa entre las cinco zonas con renta per cápita más alta del Estado por delante de Madrid y Barcelona. Que hay problemas, situaciones duras y cosas que mejorar, por supuesto, pero también buenos datos de recaudación, de consumo, de IVA, de movimientos en ocio y viajes. Ésa no es la radiografía de un país abierto en canal.

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«Hay un desgaste por la gestión. Hemos sido refugio y ahora se refugian en la abstención»

– ¿Y lo de la humanidad?

– Eso es por la parte de votantes a la que le ha defraudado directamente la sigla o sus candidatos. Y ahí tenemos que trabajar una humanización mayor, una mayor relación con la gente. Un diálogo para entender por qué no están contentos.

– ¿Puede ser por su gestión por ejemplo en Osakidetza?

– Por la gestión de todas las materias. Hay un desgaste por la gestión, eso está claro. Hay un posicionamiento social crítico, ácido, y la manera de expresarlo ha sido dejar de votar al partido que ha sido su refugio durante mucho tiempo. Ahora se refugian en la abstención.

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– ¿Han perdido la calle?

– ¿Cómo la vamos a perder? Para nada. A cualquiera de los otros partidos les encantaría estar en nuestra situación. Autocrítica y humildad, sí. Pero flagelarse, lo justo.

– Esa «arrogancia» que les achacaba la sociedad ya la detectaron en su proceso de escucha, 'Entzunez Eraiki'. ¿Hicieron algo para ponerle remedio?

– No ha habido tiempo. Ha habido tanto ruido que cualquier gesto que hayamos podido hacer –recambio generacional, entrada de mujeres...– no ha tenido efecto. Dará resultados a medio plazo. Pero ahora ha quedado en segundo o en quinto plano ante el choque de trenes y la polarización política que nos viene desde Madrid.

– La polarización con Bildu en campaña, el 'nosotros o el caos', ¿no la han alentado ustedes?

– Nos daba en la pituitaria que teníamos muy parada a la gente. No había clima de campaña vasca. Bildu quería que no lo hubiera porque le venía bien que no hubiera participación. Teníamos que polarizar porque si no hubiera sido peor, seguramente.

– ¿Se equivocaron al confrontar incluso con alusiones personales, como la del vídeo de Matute?

– Ellos también polarizan y atacan no sólo en campaña, sino todo el año. ¿Podríamos haber buscado la movilización de otra manera? Quizás, no lo sé.

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– Igual pasa con Bildu como con Vox, que ya no da miedo. Y menos al votante más joven. ¿Ahí tienen otro agujero negro?

– Puede ser... Lo que nos dicen es que el voto joven es el que más se ha quedado en casa.

– ¿La autocrítica ha sido también interna?

– Sí, mucha y muy profunda. Y vamos a seguir haciéndola porque el ciclo que viene es muy intenso. Seguiremos con nuestro proceso de 'restyling'.

– ¿Eso es cambiar las caras?

– No, no. No es un problema de caras.

– ¿Entonces hay tándem Urkullu-Ortuzar para rato?

– En septiembre u octubre empezaremos a hablar de las elecciones vascas y de las europeas.

– ¿La idea es que siga Urkullu?

– No hay ni idea todavía. Hay que hablarlo con él. 

– Ha apuntado también al clima de conflictividad social como otra de las causas posibles. Si, como es obvio, no hay una estrategia concertada de los sindicatos, ¿quién es la mano negra?

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– Esto ni es la causa principal ni es una excusa. Pero, ¿quién trae las pancartas aquí? ¿Es normal que durante la campaña haya todos los días acciones de obstaculización del tráfico y todas acaben en Sabin Etxea? Sé de quién eran las banderolas. No hablo de todos los sindicatos. Sé de quién hablo, de quien espera sacar réditos de la debilidad de quienes gobernamos en beneficio propio.

  1. «A partir de ahora, primero el BOE y después el apoyo. Sánchez no nos va a tomar más el pelo»

– ¿Hasta qué punto los escasos frutos de su apoyo a Sánchez les han perjudicado frente al protagonismo de Bildu en Madrid?

– Insisto, Bildu no ha subido tanto. Otra cosa es que en este juego que tiene Sánchez de mover las cajetillas para ver dónde está el dado haya podido mover más la cajetilla de Bildu y haya contribuido a blanquearles y a quitar el miedo. Eso es evidente. Lo dije el otro día y les ha parecido duro, pero es la sensación que tenemos todos: nos ha usado.

– Dijo, concretamente, «como un clínex».

– Duro, sí, pero es la realidad.

– ¿Le ha llamado Sánchez?

– No, no.

– ¿Desde cuándo no hablan?

– Desde hace mucho. Desde que no sirve para mucho.

– ¿Y no será que la ciudadanía no ha entendido que le apoyasen si ya no servía para nada?

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– El error ha sido pensar que el que tienes enfrente tiene una concepción de la política y de los acuerdos como la que tienes tú. Y ya hemos visto que no. Una vez te pueden engañar y es culpa del que te ha engañado, pero si la segunda vez te engañan ya es culpa tuya.

– ¿Eso significa que ya no habría acuerdo de legislatura y sólo apoyos puntuales?

– Eso significa garantías recíprocas de que se va a cumplir lo pactado. Ya tengo poco pelo como para que me lo tomen.

– ¿Y si no dan los números?

– Puede haber escenarios complejos. Yo no descartaría que pudiéramos tener que ir a otras elecciones. En todo caso, lo que no puede ser es que alguien gobierne como si tuviera mayoría absoluta cuando está en minoría absoluta. Y es lo que ha hecho Sánchez en los últimos tiempos. Hay que ser transparentes y decírselo a la gente también.

– Lo ha hecho porque ustedes se lo han permitido, ¿no?

– Salíamos de una pandemia, después entramos en una crisis energética. La situación ha sido muy complicada como para decir 'oye mira, que te den'. Hubiese sido una irresponsabilidad. Pero si nos necesita en el futuro las cosas van a ser diferentes.

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– ¿Puede concretar más? Ahora también había un calendario de transferencias firmado.

– Pues igual tienen que hacer ellos antes y después nosotros. ¿Quieres mi apoyo? Boletín Oficial. O sale el acuerdo en el BOE o no hay apoyo.

– ¿Contemplan apoyar a Feijóo si Vox no es necesario para la gobernabilidad?

– Es una hipótesis casi remota.

– ¿No ve al PP por encima de los 150 escaños?

– No lo veo. Además, ¿con quién iba a sumar? Se ha marchado Cs, con los catalanes no tiene nada que hacer... Va a haber pocos minoritarios, veo una limpia de partidos, Y ahí solo puede sumar con Vox.

– ¿Existe el trumpismo contra el que llama Sánchez a votar?

– Estas exageraciones no me gustan porque acabamos normalizando a Vox. Una de las razones por las que convoca ahora es pillarle al PP con el pie cambiado para que se tenga que retratarse en los Gobiernos con Vox. ¿Y si lo hace y no pasa nada? Vox va a ser un jugador activo ya para siempre.

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