Rumbo a lo desconocido, pero menos
Guion cumplido. Pedro Sánchez seguirá una legislatura más, la tercera, en La Moncloa. Lo logra apenas seis meses después del fenomenal batacazo de las izquierdas ... en las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Y después de quedar claramente por detrás del PP en las generales de julio en las que Feijóo creía que iba a barrer y luego a reinar, lo que nunca ocurrió.
La configuración del nuevo Parlamento abría una única posibilidad aritmética para que el líder socialista se mantuviera en palacio: PSOE más Sumar más todas las formaciones independentistas y nacionalistas. Y lo ha conseguido. A un precio tan elevado como discutible: la concesión de una amnistía para quienes vulneraron la ley en el fallido 'procés', con el prófugo Puigdemont a la cabeza. Una medida que el político socialista nunca hubiera implementado en circunstancias normales. Pero para conservar el poder había que tragar y lo ha vuelto a hacer contra viento y marea.
Arranca otro viaje a lo desconocido, pero menos. El segundo Gobierno de coalición de izquierdas desde la República va a tener que ganarse la supervivencia casi cada día en cada negociación con sus valedores soberanistas. Incluso con Podemos que, tan pronto se confirme que no tendrá ningún ministro en el nuevo Ejecutivo, lo más probable es que sus cinco diputados dejen Sumar y se pasen al Grupo Mixto para moverse a conveniencia. Salvo que algún 'argumento' económico lo frene.
Va a ser cualquier cosa menos una travesía sencilla para Sánchez. Sobre todo ahora, al principio, con el PP y Vox apretando en todos los frentes contra la amnistía. Una tormenta que poco a poco irá amainando. Entonces Sánchez podrá centrarse en ese escudo social que en julio llevó a última hora a miles de votantes a las urnas, que aguaron el sueño de poder de Feijóo.
El mundo nacionalista e independentista se prepara para girar facturas a Sánchez ya y de seguido. Y amenaza con hacer saltar la banca si el Gobierno no cumple. No será antes de que la coalición saque adelante en pocos meses sus primeros Presupuestos, que un año después podrían prorrogarse en caso de desacuerdo, lo que parece garantizar al menos dos años de legislatura.
Hasta dónde se entregará Sánchez a sus valedores está por ver. Además de la amnistía, el presidente avanzó ayer que la nueva legislatura estará muy centrada en el debate territorial. Y apostó por «interpretar la Constitución con arreglo al espíritu del tiempo vigente». Iremos viendo en qué se traduce y cuántos pelos se deja en la gatera.
Para Feijóo es tiempo de reflexionar muy seriamente. El hombre que llegó para recentrar al PP y llevarlo de vuelta a La Moncloa va a tener que purgar en la oposición su decisión de unir su destino a Vox, de acatar cualquier sugerencia de Aznar y de tragar con Ayuso, haga lo que haga. No parecen los mejores mimbres para encontrar algún aliado y recomponer el cesto con el que reintentar el asalto al poder cuando a Sánchez le abandonen sus interesados valedores actuales. ¿Para las elecciones catalanas de comienzos de 2025? Veremos. Yo descarto que vaya a ser antes.
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