La planta que usan las brujas para sus escobas

En un tema dedicado a esa zona geográfica, qué otra planta iba a aparecer si no es la genista. Humilde como pocas, por aquello de crecer en suelos pobres, se trata en realidad de un género de plantas perteneciente a la familia de las leguminosas, en la que se incluyen más de 150 especies y subespecies.

La mayoría florece en un amarillo intenso, aunque en la zona occidental (incluido casi todo Portugal) también se pueden ver en blanco. La Península es la zona en la que mayor variedad existe. Hay hasta una que está protegida, la ancistrocarpa, presente en pequeñas manchas en Galicia, Asturias y la zona sur. En todas ellas, su escasa fertilidad, un hongo y las roturaciones para hacer pastos la han diezmado.

Sus usos son variados. Seca se ha empleado como cama para animales de establo y es especialmente efectiva para encender fuego; cocida, para curar las pezuñas de vacas o caballos. Sus frutos han servido como pienso para los animales. Sin embargo, uno de sus nombres comunes deja claro cuál han sido uno de sus principales usos: escoba. Piensen en la típica imagen de una bruja volando. Lo más seguro es que ese medio de transporte fantástico se hiciese con alguna especie de genista. De hecho su relación con lo místico es innegable en zonas como Galicia, donde paradójicamente se ha utilizado para ahuyentar meigas. Allí existe, además, un ritual ancestral que consiste en barrer la casa con escobas de genista el día de San Juan. Se dice que es un buen método para alejar espíritus y purificar la vivienda. Creíble o no, a las brillantes y sencillas genistas nadie les quitará el orgullo de aparecer en la canción más icónica de Serrat.