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El bosque cobra un encanto especial en las primeras horas del día. E. Belauntzaran
GPS | Al monte

Un paraíso bajo la niebla

La subida al alto de Munagirre, apta para todas las edades, cobra encanto cuando un manto gris cubre sus pastos y bosques

Viernes, 2 de mayo 2025, 17:25

Impresionantemente bello. Cada visita al parque natural de Aiako Harria impresiona, haga sol, llueva, sople el viento con fuerza o una densa niebla envuelva pastos, ... bosques y cimas. En esta ocasión, la excusa perfecta es un sencillo recorrido hasta Munagirre (780 m.) y un paseo por los cromlechs de Oianlekuo.

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La ruta parte del parking Kausorogaina, en el kilómetro 13 de la carretera a Artikutza. Seguiremos sin problema las indicaciones verticales y señales de pintura blanca y rojas que nos encontramos. La niebla nos impide ver lo que nos rodea, pero disfrutamos del silencio que impera en el parque, roto solo por el canto del cuco.

  • Distancia: 6,4 kms.

  • Desnivel: 282 metros.

Al llegar al parking de Kausoro localizamos varios de sus cromlechs, repartidos por las lomas que vamos superando hasta enfilar la subida hasta Munagirre. Un peculiar buzón con forma de tambor y sus palillos nos permiten localizarla. Desde el buzón, junto al que se encuentra el punto geodésico, comenzamos el descenso por la loma en la que nos encontramos prados y pinares, antes de llegar a la carretera que atravesamos para acceder a la zona Munerre en la que hay otro monumento megalítico. Seguimos la alambrada adentrándonos en un bosque hasta llegar al cromlech de Oianleku Sur. El lugar donde se ubica es muy especial. Enormes árboles lo rodean, mientras la niebla se adueña del protagonismo en la preciosa paleta de colores que nos ofrece la bella estampa.

Avanzamos hasta llegar al refugio antes de ver el enorme cromlech de Oialenku Iparra. No se puede ver nada más allá de los 50 metros, pero el momento es único. Precioso el regreso por los bosques de enormes hayas con sus mantos de musgo verde intenso que vemos desde la pista de tierra. Pronto llegamos al parking de Kausoro desde el que accedemos a nuestro punto de partida. Un regalo por la belleza y la energía positiva. Y una ruta que es totalmente asequible para aquellos que quieran adentrar a los más pequeños en los placeres del monte, aunque en algunos tramos el barro puede dificultar la marcha.

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