Erroiarri, el mirador del mar verde
Artikutza (Gipuzkoa) ·
Sus 633 metros de altitud lo convierten en un balcón perfecto desde el que disfrutar de la belleza de Artikutza, una gran joya naturalBaño de bosque en Artikutza. Un placer sumergirse en los miles de robles, hayas, tejos, abedules, pinos o alerces que inundan las 3.645 hectáreas ... de este enclave perteneciente al Ayuntamiento de San Sebastián desde 1919. En este enclave llama la atención la curiosa forma de algunas de sus hayas, convertidas en auténticas esculturas vivas gracias a la mano del hombre y al poder de la naturaleza. Son los árboles trasmochos, ejemplares en los que se ha realizado una poda regular de sus ramas para que puedan vivir muchos años.
La finca está situada en tierras de Goizueta y linda con Oiartzun, Lesaka, Arantza, Zubieta y Beintza-Labaien. Un precioso lugar que permite un recorrido por la historia, a través de sus numerosos monumentos históricos. Se conservan viejos trazados de ferrocarril minero, ferrerías, molinos y edificaciones del antiguo poblado de Artikutza.
Al monte
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Distancia: 10,8 km.
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Punto de salida: Portería de Artikutza (Eskas)
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Dificultad: Para la familia
Para esta ruta partiremos del parking de Eskas (638 m.) siguiendo las marcas blancas y amarillas. Llegamos a una bifurcación en la que seguiremos a la izquierda. Tomamos el primer desvío, donde la señal nos indica que nos quedan 5,2 kilómetros para llegar al poblado de Artikutza, y nos adentramos en el frondoso y hermoso bosque. Poco a poco descenderemos por la ladera con cierta pendiente hasta llegar al camino de Madariko Lepoa (575 m.). Allí nos encontraremos el mirador natural de Erroiarir (580 m.), donde escucharemos la melodía de la cascada. Naturaleza en bruto.
Siguiendo la senda balizada, nos encontraremos con la repisa tallada en la roca por donde fue el antiguo tren de Artikutza. Una vez en el barrio, seguiremos hacia la presa y el albergue.
Después avanzaremos por un camino a través del barranco. A ratos solo escucharemos el ruido de nuestros pasos sobre el camino o algún trozo de rama que cae al vacío. El canto de algún pájaro romperá el silencio del bosque, haciéndonos regresar de ese espacio mágico en el que nos encontramos. Avanzaremos por la senda hasta llegar al lavadero. Pronto veremos las casa, ermita, frontón,... Las marcas blancas y marillas y los postes nos indicarán en todo momento el camino a seguir para llegar a Eskas, fin del camino.
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