Actividades contra el frío
Recorridos por la ciudad o el campo, un museo etnográfico singular, cuentos con merienda y una cervecera para no quedarse en casa
Que estemos en pleno invierno no significa que debamos encerrarnos en casa. Hace fresco, obvio, pero siempre puedes acogerte al calorcito de propuestas seguras bajo tejado. O a otras más que soportables fuera, con ropa térmica o sin exagerar tanto, tapados por una bufandita, gorro y guantes. Resumiendo, no nos gusta la inactividad. El mundo ha cambiado, pero no se detiene. Siempre queda algo nuevo por hacer.
Bilbao
Vistas al Abra
El paseo parte del barrio de Rekalde en busca de una de las mejores vistas del curso de la ría hasta El Abra. Primer objetivo: alcanzar la cima de Arraiz, tras casi 4 kilómetros de ascenso accesible. Toma la calle Gordóniz para enlazar con Iturrigorri. A tu derecha atraviesa la zona verde hasta Betolaza, donde empieza el Camino Arraiz. En una de las curvas más pronunciadas, de nuevo a la derecha, la senda se abre para los andarines; dejarás a la izquierda carretera y coches.
Si entras en Google Maps, intuirás claramente el recorrido. Ya entre árboles, en un recodo espera la Fuente del Soldado. Después, basta seguir la pista o cruzar la campa, dependiendo del barro; lo bueno de este recorrido es que puedes evitar resbalones. En el parque de Arraiz hay juegos infantiles. Arriba, a 352 metros, aguardan los restos de un fuerte y la panorámica.
Podrás localizar los elementos gracias a un mesa de orientación. Además de los mencionados, observarás la cordillera de Artxanda-Ganguren, el valle del Cadagua con la sierra de Sasiburu, el Argalario y los montes de Galdames. A la espalda, Pagasarri y Ganeko. Si te apetece montaña, un cartel indica la dirección hacia el primero. Que prefieres descender, hazlo hacia Kobeta, siguiendo la señal.
En la ruta vislumbrarás la cantera de Miguel de la Vía, además del parque de mismo nombre con mesas y baño (a tener en cuenta). Continúa carretera abajo por Masustegi, barrio de caprichoso urbanismo, crecido por la inmigración en los años 50 y 60, con casas escalonadas a lo largo de la ladera, para terminar en Basurto.
Dima
La Belle Epoque y el mundo rural
Conviene recordar el nombre: Antzasti es la suma de 'arantza' y 'sagasti', lugar de endrinos y manzanos. Traspasar las puertas de este caserío de planta típica arratiana supone recorrer varios siglos. Entre sus paredes conviven los mundos rural y urbano de finales del XIX y principios del XX. Muestran la vida tradicional del caserío y la vivienda moderna bilbaína. «Los visitantes encontrarán una sala de caserío frente a un comedor de ciudad, el dormitorio de uno frente al de otro, una cocina de fuego bajo y otra de chapa… –explica Elena Amezaga–. Los elementos sintetizan dos modos de entender la vida, reproduciendo el cambio cultural y sociológico del periodo en los hogares», agrega.
El periodo se ubica en la Era Moderna. La revolución industrial marca los pasos de Euskal Herria y el desarrollo científico da la bienvenida a la tecnología. Mutan conceptos como tiempo y espacio. En Arratia, el tranvía enlaza dos mundos, tradición frente a modernidad. «Entras en una cápsula del tiempo que enseña ese cambio con ambientes cuidadosamente decorados. En un enclave único, a las puertas del Parque Natural de Urkiola y frente al del Gorbea, en el barrio Artaun de Dima». Podrás disfrutar, además, de hamaiketakos. «Los ofrecemos con productos locales, queso de Jon Etxebarria (Queso de oro, Ordizia 2020), chorizos premiados de Igor Zuazo o Lorea Momeñe, anchoas de Bermeo…», especifica.
Saborearás delicias y observarás otras. Vestidos y trajes de la Belle Epoque vasca elegidos por la burguesía que buscaba referencias en París e Inglaterra. Artículos de fabricación artesanal e industrial. «La vida en el campo no tenía horarios, en lugar de contar horas se valían del tiempo transcurrido entre amanecer y anochecer. En la ciudad la rutina respondía a otras normas». De todas hablan en este original museo.
Reservas Visita guiada: 7 euros. Visita guiada con hamaiketako: 16 euros. www.antzasti.eus.
Mungia
Un buen trago
¿Te apetece una cerveza artesanal? ¿Aprender más sobre esta bebida? Boga ofrece visitas guiadas a su fábrica para conocer el proceso de fabricación, más cata profesional. Normalmente los últimos viernes de mes, aunque también organizan visitas personalizadas para grupos con un mínimo de 10 personas. «Están dirigidas a cualquier persona, especialmente a amantes de la nueva cultura cervecera y la gastronomía vasca», aclara Aitor Ferrer.
Además disponen de un encuentro original para aquellos que sueñan con convertirse en productores caseros ('home brewers') y aficionados ansiosos por sumar conocimientos a su idilio con esta hija de la cebada. Se trata de los talleres de elaboración (150 euros). ¿En qué consisten? Acompañarás al equipo de producción en los procesos, desde el nacimiento al parto de la bebida.
«Contamos con una de las mayores fábricas de cerveza en Euskal Herria y una planta de producción puntera a nivel tecnológico», añade Ferrer. Eso sí, debido a que esa producción no es previsible, este tipo de experiencias se coordinan directamente a través de los teléfonos 944062848 o 688871069.
Web boga.eus.
Getxo
Alimentarse de cuentos
Érase que se era, un grupo de getxotarras enamoradas de la cocina y los relatos que contaban cuentos como el de Bubu, el niño que vivía en un poblado africano. Quería ser cazador, como los mayores de su tribu. Tras mucho insistir a su padre, este decidió permitirle ir de caza. Feliz por la noticia, Bubu no escuchó sus consejos antes de adentrarse en la selva. ¿Lograría volver a casa? Las narraciones sirven de excusa para compartir una cita aderezada por imaginación y delicias reposteras. La aventura propone cocinar un postre y escuchar un cuento.
Las sesiones sirven a los niños para dejar volar la mente y a los adultos, para volver a ser niños. ¿Qué menú acompañaría la historia de Bubu? «Algo que lleve plátanos, nueces, piñas... Probablemente una brocheta de frutas, si el público es infantil; en el caso de público familiar, un pastel con los mismos ingredientes».
Lo decide Marta Zubieta, cocinera de un reino plagado de hadas y duendes, de bosques y desiertos que se sirven en la mesa aderezados con las voces de las cuentacuentos Itziar Gamero y Anabel Muro. Porque son muchas las fantasías planteadas. Gracias a la iniciativa 'Té cuento' (en castellano), que suena a infusión calentita con pastas junto a la chimenea (si no hay, la inventan) y a BI (en euskera).
Reservas 677352873. getxo.eus.