El voto de los jóvenes vascos

Miremos ahora a los más jóvenes, a la 'generación Z'. Los menores de 25 años es muy probable que hayan votado a EH Bildu en las últimas elecciones. Es el partido preferido por los vascos en esta franja de edad, con mucha diferencia. Uno de cada tres jóvenes de 18 a 25 años manifestaba su intención directa de votar a este partido unos días antes de las elecciones. Detrás, a mucha distancia, se situaba Elkarrekin Podemos. Entre los dos podrían formar una cómoda mayoría en un Parlamento en el que sólo estuvieran representados los jóvenes.

Los jóvenes votan a otros partidos. Es uno de los motivos fundamentales para que nunca prosperen las iniciativas de bajar la barrera de entrada en el censo electoral a los 16 años. Una edad en la que puedes trabajar o casarte, pero, en cambio, no puedes decidir sobre las políticas que afectan a tu capacidad de tener un proyecto autónomo de vida.

Votan a otros partidos que los que formarán el próximo Gobierno vasco y se abstienen en mayor proporción que el resto de la población. Una abstención estructural que se volvió a repetir en las elecciones autonómicas del pasado domingo, aunque nos habían advertido de que el grupo de edad donde iba a tener más impacto el miedo al contagio sería entre la población mayor. No es un fenómeno ni coyuntural, ni vasco. La participación electoral requiere de un proceso vital relacionado con la vida autónoma y que se ha roto en los últimos años fundamentalmente por las barreras de entrada al mundo laboral, uno de los mayores espacios de socialización y activación de la participación política.

¿A qué partidos rechazan los más jóvenes? La generación que se ha socializado con la precariedad como constante vital siente un rechazo frontal contra el populismo de extrema derecha. El 91%, casi todos, dice que nunca votaría a un partido como Vox. El rechazo se matiza, pero también es contundente y mayoritario, hacia el Partido Popular. El 78% dice que nunca votaría a la nueva coalición que formarán en el Parlamento vasco el PP y Ciudadanos. Aquí hay un cambio muy relevante entre los mayores de 65 años, donde todavía hay un 46% que no cierra completamente la puerta a la opción de votar a este partido. La actual derecha tiende a extinguirse entre los más jóvenes. El resto de los partidos están incluidos dentro de las posibles opciones de la mayoría de la 'generación Z'. Aunque uno de cada tres jóvenes dice que no podría votar nunca al Partido Nacionalista Vasco.

Si la sociedad vasca está sesgada hacia la izquierda, los jóvenes aún más. Según el último Deustobarómetro de verano, son los que tienen más miedo a que se produzcan recortes sociales, los más preocupados por la calidad de la educación pública, y priorizan las desigualdades sociales en su listado de los principales problemas de Euskadi por encima de la media. La mayoría de ellos cree que se deberían mejorar los servicios públicos, aunque para ello haya que pagar más impuestos. Y son los más partidarios de reformar la Renta de Garantía de Ingresos en el sentido de flexibilizar sus requisitos para que puedan acceder más personas. Suponiendo que las administraciones se vieran obligadas a gastar menos en políticas y servicios públicos, la mayoría de los jóvenes no querría que se recortara en ningún caso ni en sanidad, ni en educación, ni en inversión en innovación, desarrollo y ciencia, ni en la lucha contra el cambio climático.

Precisamente la protección del medio ambiente es lo que más les diferencia, junto al feminismo, de sus mayores. Su identidad social, ecologista y feminista, tiene más peso que la territorial. El voto joven de la izquierda abertzale, el partido preferido de los jóvenes vascos, tiene más componentes de justicia social que de emociones culturales. EH Bildu ha sabido conectar como el partido preferido de este colectivo, no por ser más radicales en el eje territorial sino por tener una mayor cercanía a los valores que están cambiando en la juventud vasca, que no desprecia a sus mayores por haber acomodado sus demandas territoriales, sino que los cuestiona por no haber sido capaces de cuidar el planeta, sus condiciones laborales y la visibilización de la mujer en los espacios de poder de este país.