Milei, presidente

El profesor de Economía, tertuliano televisivo, histriónico, neófito que entró en política hace dos años, ganó los comicios presidenciales por once puntos de diferencia. Esto ocurre en un país donde, después de retornar la democracia (1983), los peronistas han gobernado durante muchos más años. Mauricio Macri fue el primer presidente de la oposición que terminó su mandato (2019).

La famosa frase «es la economía, estúpidos» explica el cataclismo. Sergio Massa, candidato derrotado y ministro de Economía del Gobierno saliente, lega una inflación del 143% y un peso hundido en el mercado negro -dólar blue- después de disparar toda la artillería, vía gran expansión fiscal -'plan platita', más pesos en los bolsillos y menos impuestos- y monetaria, para obtener votos. El miedo a Milei no funcionó.

Si Argentina, bajo influjo cultural italiano, es proclive a forjar mitos, Milei ha construido su personaje de 'showman', con cabellera de león, cazadora de cuero y lema -«viva la libertad, carajo»-. El líder de La Libertad Avanza (LLA), autodefinido como libertario, es acólito del ultraliberalismo económico 'made in Chicago' de Milton Friedman. Santiago Abascal asistirá a la toma de posesión; pero medios relevantes, moderados, no muestran preocupación ante sesgos de derecha radical. Desde «la grieta» (término acuñado en la primera década de este siglo y que alude a la extrema polarización política), hay enfado de muchos con el kirchnerismo, muy desgastado, tras veinte años de recorrido con heterodoxia macroeconómica, corrupción y política exterior errática.

Una coalición transversal, encabezada por jóvenes descontentos, ha apoyado a Milei, quien ya obtuvo el 30% de sufragios en primera vuelta. Las mayores víctimas de la inflación incluyen desde madres de una clase media-baja erosionada, quienes quieren evitar la sangría migratoria a sus hijos, hasta muchos argentinos originarios del interior profundo, mestizos, empobrecidos, descendientes de los 'descamisados' de Evita.

Una vez derrotada en primera vuelta la coalición Juntos por el Cambio -JxC-, con el 24% de apoyos, sus líderes Patricia Bullrich y el expresidente Macri respaldaron a Milei. Esos 'votos huérfanos' explican la contundencia de la victoria final -55,6% de los sufragios-. La expectativa de un Milei contenido, bendecido por el centro-derecha, incorporó a los estratos acomodados. El 'león' obtuvo un 72% de apoyo en el lujoso distrito porteño de La Recoleta y venció en grandes ciudades como Buenos Aires -57%-, Córdoba -75%-, Rosario -58%- o Mendoza -73%-. El apoyo al oficialismo también quedó mermado en el conurbano porteño, feudo kirchnerista.

Como en 'El gatopardo', donde todo cambia para seguir igual, Patricia Bullrich ocupará la cartera de Seguridad, ya desempeñada con Macri; mientras, Luis Caputo, exministro y responsable del Banco Central con el expresidente, es el fichaje para el Ministerio de Economía. La Libertad Avanza solo tiene 38 escaños en el Parlamento y necesita el apoyo de JxC para sacar adelante una agenda legislativa. Intentarán establecer puentes con el peronismo conservador, heredero de Carlos Menem, quien privatizó empresas y terminó con la inflación. Su sobrino Martín -de LLA- será presidente de la Cámara.

Una vez elegido, Milei recula. Ya no reniega de «la casta» y, por el momento, silencia la dolarización, principal propuesta programática. Si Macri reconoció como error no haber aplicado un plan de choque, el ajuste fiscal y monetario -extremo- será el primer objetivo del nuevo mandatario. «No hay plata» es mantra llegado con la motosierra.

El presidente entrante avisa de las turbulencias esperadas en el vuelo, tras la herencia recibida: prevé estanflación, en la lucha contra «la hiper(inflación)». Si el libertario agrupará las políticas sociales en un ministerio único -Capital Humano-, la recesión inducida por los recortes del gasto público será compatible con mayor inflación en los próximos meses, debido al desmontaje de los controles de precios, todavía imperantes, y la enorme inyección previa de liquidez monetaria.

Milei acaba de viajar a Nueva York para ganar el favor de los mercados y alardea de alcanzar la Casa Rosada desde la promesa de duras medidas contractivas. Dispondrá de cien días de gracia. Una victoria contundente, inédita, es su aval.

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