El Reloj del Juicio Final
El 'tabú nuclear' presupone que nadie utilizará estas armas, por ser moralmente inaceptable y porque la civilización no sobreviviría. ¿Para qué tenerlas?
Mikel Álvarez Yeregi
Jueves, 28 de agosto 2025, 23:49
En la asamblea de la Organización Mundial de la Salud celebrada en mayo, 86 países votaron a favor de que se vuelvan a considerar las ... armas nucleares como una cuestión de salud. La votación fue el resultado de más de un año de trabajo tras la propuesta presentada por la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, Premio Nobel de la Paz en 1985. La iniciativa contó con el patrocinio de una docena de naciones, incluidos países del Pacífico Occidental, África y exestados soviéticos profundamente afectados por las pruebas nucleares en los años 50 y 60. Los votos en contra fueron catorce, liderados por Rusia y Corea del Norte y con el voto vergonzoso de Alemania, Francia y Reino Unido. 28 países se abstuvieron, entre ellos España. Casi todos los miembros de la OTAN votaron en contra o se abstuvieron.
Países como España argumentaron que era mejor evitar la duplicidad de funciones con otros órganos de la ONU que ya abordan los riesgos nucleares. ¡Que compleja es la diplomacia! Resulta que la mayor amenaza para la salud pública es la propia guerra, y que la OMS ya anteriormente ha realizado informes sobre este tema, teniendo un mandato similar aprobado en 1985. Muchas revistas científicas han publicado en 2023 y 2025 editoriales conjuntos pidiendo acciones urgentes para prevenir una guerra nuclear y apoyando el mandato de la OMS para actualizar su estudio sobre sus efectos en salud. El título de uno de estos editoriales es revelador: «Poner fin a las armas nucleares antes de que ellas acaben con nosotros».
El desarme vivió sus mejores momentos a finales del siglo XX y principios del actual, con una reducción importante en las ojivas por EE UU y Rusia. Pero desde 2017 la tendencia se ha estabilizado y, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, en 2023 hubo un leve repunte. En cualquier caso, hay suficiente arsenal para terminar de manera rápida con toda la Humanidad, cuando no con toda la vida en la Tierra.
En 1947 un grupo de científicos, entre los que estaban Einstein y Oppenheimer, pusieron en marcha una metáfora visual que denominaron Reloj del Juicio Final ('Doomsday Clock'), que pretende mostrar cuán cerca está el fin del mundo desde una perspectiva simbólica. Para la medición se ponderan varios aspectos como las amenazas nucleares, el cambio climático y las amenazas tecnológicas y geopolíticas. Aquel año, tras el desastre de Hiroshima y Nagasaki, el reloj se ajustó a los 7 minutos de la medianoche nuclear. Y ahora, en 2025, está a 89 segundos. Esto es sorprendente si tenemos en cuenta que en plena Guerra Fría las manecillas estuvieron a 2 minutos y que ni en la crisis de los misiles de Cuba estuvimos tan cerca del apocalipsis.
Recientemente Trump envió dos submarinos nucleares cerca de Rusia, algo no estrictamente necesario pues sus misiles pueden disparar desde distancias asombrosas. Pero la bravuconada es la misma que cuando en 2018 respondió por Twitter a un mensaje de Kim Jong-un: «Tengo un botón nuclear más grande y poderoso que el suyo, y funciona». También son preocupantes las amenazas de Putin desde el comienzo de la guerra en Ucrania de recurrir a armas nucleares si ve alguna amenaza contra territorio ruso. Aunque puedan parecer bravatas de autócratas, ya existe un gran despliegue de actividades preparatorias ante un posible ataque nuclear. En Ucrania el ejército se está formando en este sentido. Además, algunos países europeos han mostrado su disposición para desplegar armas atómicas de manera preventiva.
El Premio Nobel de la Paz se ha concedido en trece ocasiones a personas u organizaciones promotoras del desarme nuclear. El último en 2024 a la organización Nihon Hidankyo, un movimiento de supervivientes de Hiroshima y Nagasaki. El presidente del Comité Nobel dijo en su discurso: «En cada ocasión, el Comité ha advertido sobre la amenaza de las armas nucleares. Este año, esa advertencia es más urgente que nunca».
El 'tabú nuclear' presupone que nadie utilizará estas armas por ser inaceptable moralmente y porque nuestra civilización no sobreviviría. Y entonces, ¿para qué tenerlas? Cuando en 1945 se lanzaron las bombas atómicas sobre suelo japonés, algunos científicos anticiparon que serían «sólo el primero de muchos regalos peligrosos de la caja de Pandora de la ciencia moderna». Y era cierto.
El muy conservador Ronald Reagan, paradójicamente, y debido en parte quizá a su buena relación con Gorbachov, llegó a pronunciar en el discurso a la Unión de 1984 una frase crucial: «Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca debe librarse. El único valor de que nuestras dos naciones posean armas nucleares es asegurar que nunca se utilicen. Pero entonces, ¿no sería mejor eliminarlas por completo?».
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