En la boca del infierno
En este país cainita es difícil reconocer como héroes a los bomberos y al resto de personas que miran al fuego a la cara
Koldo Iturriagagoitia
Periodista, experto en supervivencia y 'bushcraft'
Jueves, 21 de agosto 2025, 00:01
'La bestia', el fuego, es un viejo conocido del aficionado a la supervivencia y al 'bushcraft'. Si recuerdan la película 'Llamaradas', y si la ... han visto la recordarán, aunque solo sea por la presencia de actores ya de leyenda como Kurt Russell, Donald Sutherland, Robert de Niro o Scott Glenn, transmitía muy bien el carácter casi animal del fuego, algo vivo que devora todo lo que encuentra por delante.
El fuego nos ha protegido de los animales salvajes, nos da calor, ofrece una sensación mágica de seguridad y convierte muchos alimentos en digeribles y apetecibles para el consumo humano. E igual que el bosque, tiene otra cara, un lado oscuro, terrible y cruel.
Y digo que es un viejo conocido porque hacer fuego, de todas las formas y maneras conocidas, es uno de los pilares de nuestra disciplina, con todos los valores que comentaba, y manejando fuego nos quemamos, igual que usando cuchillos es inevitable el corte. El acero siempre está hambriento de nuestra sangre y el fuego no dudará en morderte. Y si bien los cortes son molestos, las quemaduras son un auténtico horror.
Cualquiera que se ha quemado, las típicas quemaduras leves, de aceite cocinando, hogueras, planchas y demás, ha paladeado esa gama de muy molestas a intensamente molestas sensaciones de piel, carne y a veces nervios tocados por el fuego. Un amigo, Zigor, pasó desgraciadamente mucho tiempo en la unidad de grandes quemados. Aunque con un trato exquisito por parte del personal, nunca olvidará esa etapa: «Koldo, experimentas nuevas sensaciones sobre el dolor. Es dolor sobre el dolor».
Y quiero dejar muy claro mi absoluto respeto y agradecimiento por toda esa gente que pelea día a día con 'la bestia', los bomberos, y la cohorte de personas que en situaciones de peligro se ponen bajo su mando para ayudar, desde militares hasta civiles. Al margen de políticas, religiones o razas, miran al fuego a la cara y siguen adelante. Con 40 grados en las espaldas y enfrente, 'la bestia'.
Según los técnicos, un incendio forestal en superficie puede alcanzar los 700 grados. Siempre con los medios justos, con coordinaciones mejorables, con población resistente a abandonar sus viviendas y negocios y con ello su vida entera. Trabajando en la boca del infierno.
El 11 de septiembre de 2001 murieron 343 bomberos en las Torres Gemelas. Hacían su trabajo, y los estadounidenses, con todos sus defectos, hay algo que hacen muy bien y es reconocer a sus héroes. Con eso me quiero quedar. Aunque es verdad que en este país cainita es más difícil reconocer a los héroes que ensalzar a un futbolista. 'Es que los bomberos cobran muy bien', 'trabajan una semana de cada tres', 'se pasan el día en el gimnasio'...
Vecinos y vecinas, el día que dejemos un poquito de lado el vicio nacional, la envidia, y nos centremos en agradecer a cada uno lo que hace bien, veremos, en este caso, a personas que están cuando se las necesita, y que se lo juegan todo, literalmente. Y entenderán que trabajar en la boca del infierno sólo tiene tres salidas: la victoria, que depende a veces más de condiciones meteorológicas, presupuestarias y suerte que del esfuerzo de estos profesionales; la derrota con retirada, salvando lo que se puede y especialmente vidas; y la tercera, terrible, la muerte por el fuego, donde, si tienes suerte, morirás asfixiado antes de que las llamas te alcancen, de lo contrario… Y con escaso reconocimiento, escasa mención en los telediarios nacionales, algo más en los medios locales, que nunca es consuelo para las familias rotas por cumplir con su deber.
Como aficionado a la supervivencia y al 'bushcraft', y como el resto de mis compañeros, no solo no dejamos rastro de por dónde andamos, dormimos o cocinamos, no usamos fuego si hay el más mínimo peligro de incendio, lo mismo que no cortamos madera verde salvo que esté caída, tengamos permiso de su dueño y sea para una práctica concreta. O en caso real de emergencia, por supuesto.
Disfruten del verano.
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