Ciclos formativos de Grado Básico, ¿milagro educativo?
El sistema educativo de Euskadi ha buscado en los últimos 30 años dar respuesta a los alumnos que no logran el graduado en ESO
José Ángel Mardones
En representación del Equipo de FP de Grado Básico de Hetel
Jueves, 13 de abril 2023, 00:04
La educación es desde siempre un ámbito social de especial relevancia, un pilar fundamental del Estado del bienestar y el garante de la igualdad de ... oportunidades. La experiencia con el sistema educativo, que ha sufrido cambios periódicos a partir de la ideología política de cada gobierno estatal, es que no ha dado respuesta adecuada a todo el alumnado, abandonando a su suerte a parte de él con una etiqueta de 'fracaso escolar' al no poder lograr el título básico que abre las puertas a progresar en dicho sistema: el de graduado en ESO.
El sistema educativo en Euskadi, sin embargo, en los aproximadamente últimos 30 años, ha ido buscando dar respuesta a estos y estas jóvenes, primero a través de programas no reglados, como los Programas de Garantía Social y los Cursos de Iniciación Profesional (CIP), posteriormente mediante una respuesta reglada a través de los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), la Formación Profesional Básica (FPB) y, tras la última reforma educativa, los Ciclos Formativos de Grado Básico (CFGB).
Pero debatir sobre nuestro sistema educativo y/ o compararlo con el de otros países no es el objetivo del presente artículo, sino el de invitar a realizar una serie de reflexiones sobre el ámbito educativo de los Grados Básicos. Y, para ello, lo primero es fijarnos en los chicos y chicas que forman parte de esta etapa educativa, adolescentes con una experiencia de problemática personal, social, cultural, emocional, que en numerosos casos se han visto incrementadas tras el periodo pandémico. Jóvenes a los que esa experiencia de fracaso les ha llevado a tener una muy baja autoestima, a creer que no pueden, que no sirven, que no valen…
Va siendo hora de atender como se merece a un sector que demuestra cada día lo imprescindible que es
La experiencia, sin embargo, nos dice que hay esperanza, que hay un porcentaje alto de chicos y chicas que triunfan a través de los CFGB, que vuelven a creer en sí mismos y que retoman sus estudios a través de un Ciclo Formativo de Grado Medio y posteriormente de un Grado Superior… de las numerosas especialidades existentes y que actualmente están muy demandadas por gran parte del sector empresarial.
Sustentando esta experiencia encontramos a unos y unas profesionales que trabajan para que se realice este 'milagro'. Se trata del profesorado de estos ciclos, que desempeña una labor que va mucho más allá de la de ser mero transmisor de conocimientos. Personas que se preocupan y ocupan de otras personas (el alumnado), que las acompañan en un camino personal, emocional, social, profesional, demostrando una vez más que educar es una labor de artesanía, y que la educación es algo que nace del corazón, y que lo que nace del corazón es capaz de lograr lo imposible, obrando año tras año todos esos 'milagros'… y que detrás hay jóvenes y familias que sufren por muy diversos motivos, a los cuales estamos en la obligación de ofrecer una respuesta adecuada.
En este punto no debemos obviar que todos esos resultados se logran a costa de un enorme esfuerzo y compromiso por parte de los y las docentes que integran esos ciclos de Grado Básico ya que, en esta etapa, paradójicamente, desaparecen todos los apoyos que existen en la enseñanza obligatoria (profesionales de orientación, pedagogos/ as terapeutas…). Sin embargo, si entendemos que el fracaso escolar es multifactorial, debemos responder desde equipos multidisciplinares con figuras profesionales de orientación, pedagogía, psicología, estableciendo tiempos y espacios para proporcionar los apoyos necesarios a los equipos docentes y para apoyar la atención de manera personal e integral a las dificultades que presenta el alumnado de los Grados Básicos, generando vínculos de confianza, de ayuda, de apoyo, de aprecio e ilusión donde el alumnado pueda apoyarse en una etapa de la vida en la que todo, tanto lo bueno como lo malo, se percibe con una enorme intensidad, y donde la respuesta a dichas problemáticas debe ser eficaz; donde el alumnado pueda conectarse con su enorme potencial, reorientando en numerosos casos sus trayectorias vitales.
Va siendo hora de realizar una seria reflexión al respecto y de atender como se merece a un sector educativo que demuestra cada día lo imprescindible que es para este país. Estamos convencidos de que así será y de que los recursos necesarios para llevar a cabo la inmensa labor con este colectivo llegarán en su justo término más pronto que tarde. Mientras tanto, como siempre, lo daremos todo para que los sueños de estos chicos y chicas sean de un color luminoso.
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