Ayer se declaró en el País Vasco la emergencia sanitaria y a continuación se constituyó el LABI y además se activó la nueva ley antipandemia. ... Reconozco que yo pensaba que esto último implicaría grandes cambios, ya que no se estrena una ley todos los días, especialmente una que sea antipandemia justo cuando lo que tienes encima es una pandemia. A primera hora de la tarde, con el LABI reunido, el lehendakari hizo una declaración. Y le anunció al país que iban a estudiarlo todo bien.
Fue entonces cuando al país yo creo que le entró la duda. ¿No sería mejor hacerlo al revés? Estudiarlo primero todo bien y comunicar después las conclusiones a las que se llega y las medidas que en consecuencia se toman. Ayer, sin embargo, inauguramos la tercera emergencia sanitaria de la pandemia sin preguntas de la prensa, pero con una especie de conexión antes del LABI que, en lugar de Urkullu, igual podrían haberla hecho Asier Aranguren y Azkargorta: «Pese a la ausencia inesperada de Jonan Fernández, se espera mucho de esta reunión, Xabier: hay alcaldes que llegan muy en forma».
Quizá suceda que, como señaló el lehendakari, esta emergencia es «sustancialmente diferente». Por las vacunas y la menor tensión hospitalaria. Y, claro, tampoco será fácil de explicar una emergencia más tranquila. Aunque habría que intentarlo. La única medida que se anunció ayer, la obligatoriedad del pasaporte covid para acceder al ocio nocturno y a restaurantes de cierto tamaño, la llevábamos esperando desde mediados del mes pasado. El lehendakari también anunció la extensión del pase covid a hospitales o residencias, pero no su puesta en marcha sino su estudio. O sea, que igual para Santo Tomás. Si hay suerte. Y si hay Santo Tomás. Que la pandemia se está manejando de modo ejemplar, al nivel de los mejores del mundo, se nos nota por ejemplo en la capacidad de reacción. Anticiparse al virus: esa es la clave. Ayer, víspera de un macropuente favorable a los desplazamientos y la convivencia en espacios interiores, mientras en el País Vasco se decretaba la emergencia y la reflexión, la ministra de Sanidad apostaba por la «cultura del cuidado». Lo bueno es que a estas alturas el término hace pensar menos en la cursilada que en la interjección. ¡Cuidado!
TAV
Elefante veloz
Antes de que los Presupuestos saliesen adelante en el Congreso, Gabriel Rufián festejó que aquello era el 'Black Friday'. Como la subasta llega ya hasta el Senado y la finura de los negociadores es mucha, ayer Aitor Esteban presentó en Vitoria lo que él mismo reconoció que no era «el elefante», pero sí «un trozo considerable». No, no están en la sección 'Safari' del periódico. El trozo del elefante es el TAV y lo que ha conseguido el PNV es la cesión de la obra de los accesos a Bilbao y Vitoria y el soterramiento de ambas estaciones. El partido lo celebra como «un hito» porque se acelera la obra al margen de los vaivenes políticos, que como se sabe solo pueden ocurrir fuera de Ajuria Enea. Aitor Esteban dijo ayer que «evidentemente» no va a dar fechas sobre la llegada del TAV. Pues muy mal. La tradición, lo bonito, lo nuestro, es dar fechas. La anterior consejera de Transportes nos dio hasta las frecuencias y el precio del billete. Como debe ser.
Sudáfrica
Afinarlo
El presidente de Sudáfrica denuncia que prohibir viajar a su país es «apartheid». Dejando a un lado lo injusto de perjudicar a quien sí es capaz de detectar una variante del virus, asombra el término. El aislamiento internacional fue clave en el fin del apartheid. ¿Venció el apartheid al apartheid? Absurdo, claro. La pereza terminológica puede ser, además, insultante. Mejor no exagerar. Y afinarlo un poco. Las prohibiciones de viaje no son apartheid. Un parque tras el botellón no es la Zona Cero. Un arbitraje regular contra tu equipo no es genocidio.
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