¿Está prohibido dialogar con Bildu?
Las derechas siguen desquiciadas en sus reacciones ante hechos que deliberadamente los relacionan con la investidura, como parte del relato que fabrican para arremeter contra ... Pedro Sánchez. Tras los resultados de las generales, en lugar de analizar las causas del fracaso, las derechas optaron por crear un código de conducta sobre lo que se puede hacer a día de hoy en la política española. Unas normas, a modo de Mandamientos de la Santa Madre Iglesia, que tratan de imponer a todos con la advertencia de que quien las incumpla será tildado de traidor. A la patria, a las víctimas del terrorismo o a la democracia.
La gravedad del asunto reside en que no son normas para sus propias formaciones, lo cual sería perfectamente legítimo, sino que las proclaman como obligatorias para la sociedad. Son ellos los que establecen la prohibición del diálogo con el independentismo catalán. Son ellos quienes establecen que no se puede hablar con Bildu, quedando expresamente prohibido alcanzar acuerdos. Por eso las reacciones viscerales que han tenido cuando se ha abierto una vía de entendimiento inicial en Navarra. Por eso las reacciones histéricas y desmedidas que se dieron el miércoles por la entrevista realizada por TVE a Otegi, que las derechas al unísono han calificado de inaceptable y escandalosa por «blanquear» a Bildu como «brazo político de ETA». Se ha establecido como dogma la prohibición de diálogo con Bildu, pero nadie explica los fundamentos jurídicos, éticos o morales de la misma, ni tampoco su alcance. Es decir, si la norma permite excepciones o constituye una prohibición absoluta.
En un sistema democrático las normas prohibitivas se incorporan al ordenamiento y en esa medida se convierten en «erga omnes»; es decir normas que obligan a todos. En un sistema democrático las formaciones políticas constituyen instrumentos fundamentales para la participación política y a través de las mismas se articula el pluralismo. El requisito de legalidad es imprescindible, pues constituye el cauce a través del cual una formación entra en el mundo jurídico con igual legitimidad que las demás y con igual catálogo de derechos y obligaciones.
Bildu es una coalición de partidos legales. Sortu como integrante de la misma superó la prueba de legalidad en virtud de la sentencia del TC dictada en 2012. Desde su inscripción como partido legal, nadie ha promovido procedimiento alguno solicitando la ilegalización de Bildu o de Sortu. Además de legal, Bildu representa a miles de ciudadanos y ostenta una representación relevante en todas las instituciones. No hay norma ni razón jurídica que prohíba hablar y alcanzar acuerdos con Bildu, sean de la naturaleza que sean. Es cierto que la trayectoria de la izquierda abertzale, socio mayor de Bildu, puede llevar a algunas formaciones a establecer legítimamente como norma propia una prohibición de relación con Bildu. Pero no será una norma 'erga omnes,' sino una norma para sí, que no le vincula más que a sí misma. No existe entre las formaciones políticas ninguna convención en esta materia.
¿Cuándo se blanquea la trayectoria política de Bildu? Para la derecha entrevistar a Otegi en TVE significa un hecho de blanqueo. Hacerlo en ETB no lo es, pues nada se ha dicho al respecto. Tampoco lo es debatir todos los sábados con ellos en otro medio público vasco. Al parecer, tampoco es un acto de blanqueo buscar y suscribir acuerdos con Bildu en el Parlamento vasco, como esta misma semana se ha dado con el informe de conclusiones sobre el fraude en los comedores escolares. ¿Cuál es el alcance de la prohibición y a quién afecta?
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