Problema irresuelto
La política y el juego sucio son compañeros de viaje en demasiadas ocasiones. Quienes llevamos años informando y/o analizando lo que acontece en la ... vida pública hemos asistido a decenas de zancadillas e injusticias. Y sabemos que es bien cierto ese axioma que dice que existen amigos, enemigos y que luego están los compañeros de partido.
Dicho lo cual debo confesarles que pocas veces me he topado con un ejercicio de 'fuego amigo' tan hiriente, falso y por ello repugnante como el perpetrado por la portavoz del PP en el Congreso, protegida de José María Aznar y 'musa' de la derecha mediática madrileña más ortodoxa, Cayetana Álvarez de Toledo, contra el PP vasco en puertas de la convención que ayer clausuraron los de Alfonso Alonso para marcar un perfil político propio.
Los conservadores vascos se han lamido las heridas en las últimas horas, pero no se han callado. Alfonso Alonso y, sobre todo, Borja Sémper han puesto las cosas negro sobre blanco y han colocado a Álvarez de Toledo donde le corresponde. Y el presidente nacional, Pablo Casado, se ha mostrado cercano y afectuoso con sus compañeros de esta tierra. ¿Problema resuelto? Para nada.
El líder popular vasco, exalcalde de Vitoria y exportavoz en el Congreso, dio ayer por zanjado el problema, cual era su obligación. Pero la señora Cayetana sigue en su puesto -su cese hubiera abierto una gravísima crisis en las filas conservadoras en puertas de otras elecciones-. Y el primer partido de la oposición sigue enarbolando a nivel nacional un discurso españolista extremo y neocentralista.
Necesitados de sacar la cabeza más que nunca, algunos dirigentes del PP vasco repiten en las últimas horas que la andanada de Álvarez de Toledo les facilita enarbolar un discurso político propio. Puede que sea cierto.
Pocas veces me he topado con un ejercicio de 'fuego amigo' tan hiriente y repugnante
Pero si es cierto que Pablo Casado no ha enmendado ni una coma al documento político de los de Alfonso Alonso, también lo es que el discurso nacional de los populares sigue donde estaba. En la derecha pura y dura. En el neocentralismo. A veces, en la mentira. No parece fácil que en estas condiciones el PP vasco pueda remontar el vuelo.
A Alfonso Alonso y los suyos se les han ido no pocos votos por ese discurso extremo de Génova. También por la corrupción y la pasividad que mostró en su día Rajoy. Muy pocos por la centralidad del PP vasco. Por su política pactista. Por su negativa a conformar con EH Bildu y Podemos un frente opositor de corte destructivo.
¿Es posible exhibir en Euskadi ese perfil centrado mientras desde Madrid se enarbola la bandera más derechista y centralista, y ser creíble? ¿Es posible recuperar votantes que se han ido al PNV de Urkullu en esas condiciones?
Al PP vasco le aguarda una complejísima labor. Y los resultados deben llegar de inmediato. Porque tenemos unas nuevas generales a la vuelta de la esquina y el próximo año se celebrarán elecciones al Parlamento vasco.
Ni mensajes tendenciosos e injustos como los de doña Cayetana. Ni apuestas políticas como 'España Suma' ni el radicalismo extremo en el que ha caído aquí al lado una UPN que de día en día se deja jirones de historia parecen el camino. Pronto veremos si ese doble discurso Madrid-Vitoria tiene recorrido y, sobre todo, si le funciona a los conservadores vascos. No parece sencillo.
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