Pagar el precio
Antivacunas ·
Djokovic renuncia a algún Grand Slam y mil quinientos funcionarios neoyorquinos a su trabajoEs probable que lo de los antivacunas también esté mal organizado. Por ejemplo, eso de que el símbolo del movimiento sea el tenista Djokovic. El ... serbio le ha explicado a la BBC que está dispuesto a renunciar a Roland Garros o Wimbledon si en esos torneos le exigen vacunarse. Y bueno, no sé, Djokovic ha ganado Wimbledon seis veces. Y en 2020 se levantó según la revista 'Forbes' 38 millones de dólares. Eso sin estar vacunado. Y tumbando de un pelotazo a una juez de línea en el US Open. Quiero decir que su renuncia tampoco parece una cosa descomunal. Ya sé que está lo de la gloria y la posteridad deportiva. Y, siendo los balcánicos unos sentimentales, seguro que Djokovic echará de menos las cosas maravillosas de los torneos: la hierba legendaria del All England Club, los cuellos peloteables de los jueces de Flushing Meadows.
Pero, aun así, en términos de renuncia y sin salir de Nueva York, igual tienen más mérito los primeros 1.430 empleados públicos que ayer se fueron a la calle por no poder acreditar que han recibido al menos una dosis de la vacuna. La mayoría trabajaba en el Departamento de Educación y todos sabían desde el pasado verano que la inmunización se convertía para ellos en obligatoria. Tras insistir en que los afectados son menos del 1% de los empleados de la ciudad, el alcalde de Nueva York argumentaba ayer que no se trata de despidos sino de gente que abandona su trabajo al tomar una decisión y asumir las consecuencias. Hombre, como Djokovic. Solo que el tenista ya adelanta que él va a pagar solo lo suyo y que tampoco se considera líder de nada. Ni siquiera de los antivacunas. Tiene la mente abierta. Y no descarta vacunarse en el futuro. Eso díselo al alcalde de Nueva York siendo funcionario. Cuando ya te ha echado.
Otra de las ventajas de contar como país con índices de inmunización elevados es permitirte el lujo de esquivar el debate sobre la libertad individual y la responsabilidad colectiva que impone la vacunación obligatoria. Es un debate en el que hay que romper cosas. Ya puestos, también es una ventaja que tu ciudadano medio se identifique más con Antonio Resines explicando cómo sale uno de la UVI que con un tenista serbio, alto y millonario que se toma en serio teorías propias y ajenas sobre energías, pirámides y cosas así.
UCRANIA
Asuntos bélicos
Teníamos programada para hoy la guerra en Ucrania. Seguro que alguien hasta se cogió el día libre: asuntos bélicos. Pero al final no hay guerra. O eso parece. Al menos hoy. Que mucho mejor, claro. Pero qué poca formalidad. A mí me parece que una guerra la tienes que cancelar por lo menos con cuarenta y ocho horas de antelación. Es mucho trastorno el que se causa cuando está ya todo listo. Sin embargo, ayer Rusia comenzó a retirar tropas de la frontera y Putin dijo que encuentra motivos para negociar con EEUU. Los países occidentales desconfían, claro, y probablemente interiorizan la lección: la guerra no va a empezar cuando ellos digan. Maria Zakharova, portavoz rusa de Exteriores, se mostró ayer muy conciliadora: «El 15 de febrero de 2022 pasa a la historia como el día en que la propaganda de guerra occidental fracasó». Y añadió después, cariñosísima: «Occidente ha sido avergonzado y destruido sin disparar un solo tiro».
FRANCIA
El maestro
Si pensaban que a nadie podía irle peor, en Francia Eric Zemmour ha conseguido hablar por teléfono con Trump. Y eso es al parecer un triunfo para el candidato extremista. Porque Marine Le Pen no consiguió verse con Trump cuando visitó Estados Unidos en 2017. Que alguien como Zemmour pueda hablar con alguien como Trump y contener las carcajadas muestra los niveles de hipocresía en los que nos manejamos. ¿Qué consejos decisivos le dio el expresidente estadounidense al aspirante francés? «Sé tú mismo», le dijo al parecer.
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