El PNV y Navarra, tras las elecciones
La vida política española pasa por un momento singular. Después de dos procesos electorales muy disputados -las elecciones generales de 28 de abril y las ... municipales, autonómicas y europeas de 26 de mayo de 2019-, toca negociar porque en muy pocos casos nos encontramos con partidos que hayan ganado los comicios con mayoría absoluta. Hay que negociar en el conjunto de España, hay que negociar también en el País Vasco (ayuntamientos y diputaciones) y hay que negociar en Navarra (Gobierno y ayuntamientos); y ninguna de dichas negociaciones se puede abstraer de las demás.
Tanto los políticos como los medios ponen de manifiesto estos días que las cosas no están fáciles. Tanto los diarios de ámbito regional como los de difusión nacional se ocupan de la actitud del PNV. «El PNV vincula -titulaba esta semana EL CORREO- la reedición del pacto con el PSE a ser socio de Sánchez y al futuro de Navarra». La noticia procede, en efecto, del partido jeltzale, y más concretamente de dos burukides del Euskadi Buru Batzar (EBB) -Koldo Mediavilla, muy próximo al presidente del partido Andoni Ortuzar, y Joseba Egibar, presidente del partido en Guipúzcoa-: las negociaciones con el Partido Socialista de Euskadi no podrán abstraerse de las que son necesarias para la elección de un nuevo presidente de Navarra ni de las conversaciones que previsiblemente desembocarán en la reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español.
La novedad en esta noticia es la referencia a Navarra. En Euskadi, PNV y PSE son socios de gobierno en la presente legislatura y han mejorado sus resultados en las elecciones municipales y forales de hace unos días: nadie dudaba, por tanto, de que las cosas iban a seguir por el mismo camino. En cuanto al conjunto de España, desde que se conocieron los resultados de las elecciones de 28 de abril, todos los comentaristas daban por supuesto que los diputados del PNV iban a contribuir a la investidura como presidente de Pedro Sánchez.
¿Por qué el aviso sobre el caso navarro? Es sabido que en las elecciones forales ha habido tres grandes actores: el cuatripartito que ha gobernado Navarra durante los últimos cuatro años (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra), encabezado por Uxue Barkos; la coalición Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos), con Javier Esparza a la cabeza, y el Partido Socialista de Navarra, dirigido por María Chivite. Tras el recuento definitivo (había dos escaños que bailaban), Navarra Suma ha obtenido 20 de los 50 escaños del Parlamento de Navarra (tres más que en 2015), el PSN 11 (4 más), Geroa Bai 9 (los mismos), EH Bildu 7 (uno menos, Podemos 2 (cinco menos) e I-E 1 (uno menos). Antes de las elecciones Esparza había ofrecido públicamente a Chivite que Navarra Suma pondría sus votos a disposición de la socialista si el PSN superaba a la coalición de centroderecha, pero que, en contrapartida, esperaba del PSN el mismo comportamiento. Chivite no lo aceptó y Esparza retiró su oferta.
Ahora bien, en el contexto de lo que parecía que iba ser un esfuerzo de Sánchez por formar un Gobierno más centrado y alejado de los independentismos, acercándose a Ciudadanos, parece que el PNV ha temido que el acuerdo Navarra Suma-PSN (31 escaños, mayoría absoluta) se materializara, dando así al traste con el esfuerzo 'nacionalizador' de cuatro años de Gobierno de su contraparte, Geroa Bai, cuyo núcleo es precisamente el PNV de Navarra y que se ha presentado con él en coalición a las elecciones europeas.
No olvidemos que para Sabino Arana (y los jeltzales nunca han renegado de la ideología de su fundador) Euzkadi (ése fue su invento) había de ser un Estado independiente formado por las entonces llamadas Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra, más los tres territorios vascofranceses.
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