la otra mitad
El llamado salario medio se ha elevado en once euros al mes, lo que supuso perder 1,4 puntos de poder adquisitivo en un año. La mitad del país gana menos de 19.100 euros al año, y eso sin contar a los que no ganan nada que no sea para disgustos. Los nacionalismos, que son varios, se afanan en discutir la asignatura de Religión sin saber que todas son la verdadera mientras tengan más seguidores, pero los acuerdos transversales son cada día más difíciles, porque algunos los están haciendo imposibles, sin conseguir eliminarlos.
Lo más desasosegante es que la mitad de los españoles, sin contar a los que no desean serlo, vean reducidos sus sueldos. Ahora el debate se ha centrado en la asignatura de religión, que siempre es un asunto en el que intervienen todos los que no profesan ninguna. Es ciertamente doloroso que no hemos sido capaces de hablarnos ni de discrepar en el mismo idioma, que es el español. Preferimos arrasar que reconstruir. ¿Hemos sido siempre así los españoles? El combustible siempre ha sido el rencor que se basa en la envidia, pero lo más importante es que algunos, que no todos los catalanes, no quieran compartir su privilegio de tener dos lenguas madres, a cual más cariñosa y al mismo tiempo más excluyente. No hemos sabido manejar ni siquiera nuestros privilegios, porque cada región y cada pueblo cree que los suyos son paisanos de Cervantes y que nació en la Diagonal. Están dispuestos a demostrarlo, que la estadística lo hace todo posible, especialmente lo inverosímil, que es casi todo.