Más lejos, más tarde
Furgón de cola ·
El coronavirus obliga a posponer los Juegos Olímpicos de Tokio hasta el verano de 2021Intuyéndose las altas instancias del Comité Olímpico Internacional tan llenas de aristócratas, jinetes y lobbistas, casi se comprende que no haya sitio en esos despachos ... suizos para un triste filólogo clásico o un humilde historiador antiguo. Lástima. De contar con el asesoramiento adecuado, quizá el COI podría haber probado a soltar por el mundo un número considerable de ovejas negras y blancas, controlando a continuación en qué lugar decidía cada una echarse a descansar. Lo siguiente habría sido sacrificar allí a cada oveja en honor de los dioses más cercanos. Sé que suena un poco raro, pero, si hacemos caso a Diógenes Laercio, fue justo así como el filósofo Epiménides logró ahuyentar la peste que asoló Atenas antes de la cuadragésimo sexta Olimpiada. Y funcionó de maravilla.
Ahora, en cambio, un coronavirus problemático va a posponer la trigésimo segunda Olimpiada moderna sin que pueda evitarlo el COI, la OMS o la ONU. Los Juegos seguirán celebrándose en Tokio, pero el verano de 2021. Un año más tarde, más lejos. Muy fuerte. El aplazamiento era inevitable aunque se posponía por razones solo al alcance de iniciados en alta política deportiva internacional. Hay 'lausanistas', de Lausana, como hay vaticanistas del Vaticano. No hay, eso sí, ninguno en esta página. Don Celes y yo somos gente de fiar.
El aplazamiento de los Juegos nos da la medida simbólica de lo que está ocurriendo en el mundo. Otra cosa es que alguien necesite más símbolos viendo cómo hay centros comerciales que se transforman en morgues, cómo un tercio de la población mundial está encerrada en casa y cómo el 80% de los estudiantes del planeta no puede ir a clase.
Para esto último, para el confinamiento, nos sigue sirviendo Epiménides. Fue un filósofo proclive a los espacios cerrados. Se cuenta que, siendo joven y melenudo, se metió en una cueva a echar la siesta una tarde de mucho calor. Según Diógenes Laercio, se tiró durmiendo cincuenta y siete años seguidos. Puede que el dato sea exagerado. Pausanias asegura que, en realidad, aquella siesta no duró más de cuarenta años.
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COVID-19
Obituarios
Además de tener un origen zoonótico y pertenecer al grupo ARN monocatenario positivo, el Covid-19 es un virus igualitario. Como un rodillo, actúa sin distinciones: se mueve igual por los mercados callejeros y por los pasillos del Congreso. «El coronavirus no tiene ideología», repite estos días la política. Y luego los políticos nos lo demuestran, contagiándose todos por igual. En los casos que terminan del peor modo posible, el virus adquiere gravedad de tópico literario: la muerte pálida visitando los palacios y las chozas. El incremento de los fallecidos conlleva por pura estadística el aumento de noticias sobre personajes populares (actores, gente del deporte, la música o la crónica social). De pronto, los muertos por la epidemia tienen rostros que todos conocemos. Es un fenómeno extraño que irá a más: la saturación que afecta a las funerarias llegando a la sección de Obituarios. Esas páginas serenas de pronto congestionadas.adsfaf
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BARAKALDO
Se fugan
Por la mañana, el director adjunto de la Policía informa de que se está teniendo que salir a buscar a diagnosticados con coronavirus que escapan de los hospitales y, por la tarde, la Ertzaintza tiene que atrapar a un hombre, positivo por Covid-19, que se ha largado de un hospital de Barakaldo. Hay al parecer habitantes del planeta que estos días no han oído nada sobre contagios. La idiotez humana es a su manera fascinante:lo lleva todo a su terreno, hasta para perder.Los 'Bizkor' de la Ertzaintza con casco de antidisturbios y traje sanitario de protección.
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