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Evitar la parálisis

Editorial ·

La voluntad de acuerdo de un Gobierno vasco en minoría y de la oposición determinará si Euskadi es capaz de superar el riesgo de bloqueo político

EL CORREO

Domingo, 24 de marzo 2019, 00:49

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El Gobierno vasco encara el año y medio que resta de legislatura en una situación de debilidad. Acaba de ponerla de manifiesto la forzada renuncia ... de Jon Darpón como consejero de Salud por la filtración de exámenes en la OPE de Osakidetza, pese a las reiteradas muestras de confianza hacia él exhibidas por el lehendakari. El relevo de uno de los principales colaboradores de Iñigo Urkullu antes de que fuera reprobado esta semana por un Parlamento con mayoría de la oposición se suma a la retirada de los Presupuestos del presente año por la falta de apoyos y al bloqueo de un buen puñado de reformas legales por el mismo motivo. El Ejecutivo ha sorteado su minoría por un solo escaño en la Cámara de Vitoria con acuerdos a varias bandas que le han permitido ofrecer una imagen de solidez ahora resquebrajada. También se ha beneficiado de la disparidad ideológica y estratégica de los grupos de la oposición, que les ha impedido constituir un frente común en múltiples cuestiones, y de su predisposición a pactar con el PNV algunas iniciativas para exhibir así influencia política en la gobernación de Euskadi. La proximidad de dos convocatorias electorales y errores de gestión tan evidentes como los que han rodeado el 'enchufismo' en el Servicio Vasco de Salud han hecho saltar por los aires la 'geometría variable' en la que se ha apoyado el Gobierno vasco, a falta de un socio estable. La unión entre fuerzas tan dispares como EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP en los últimos meses ha evidenciado la vulnerabilidad del Ejecutivo y contribuido a su desgaste. El improbable mantenimiento en el tiempo de esa alianza 'a la contra' torpedearía cualquier proyecto que requiera el respaldo del Parlamento hasta las próximas elecciones autonómicas y vaciaría de contenido lo que resta de legislatura. De la responsabilidad del Gobierno y de los partidos cabe esperar la suficiente flexibilidad y altura de miras como para colocar el interés de los ciudadanos por encima de sus egoísmos y alcanzar acuerdos que favorezcan el bien común y eviten la parálisis de Euskadi. La actitud de unos y otros tras las citas electorales de los dos próximos meses y las alianzas que se establezcan en ayuntamientos y diputaciones aclararán hasta qué punto es posible ese deseable objetivo.

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