Evidente dualidad
El modelo lírico de Bilbao sigue teniendo su evidente dualidad. De un lado es estable y de calidad media más que aceptable, deriva de un ... formidable impulso privado, su nivel de autofinanciación es modélico y su aportación en términos sociales y culturales es excelente. Por el contrario, su sostenibilidad económica en el corto plazo no está garantizada, la endeblez de sus fondos propios obliga a una programación reducida y conservadora -lo cual también juega en contra del necesario recambio generacional de la audiencia-; y encima su residencia habitual en un Palacio Euskalduna que busca siempre maximizar su ocupación congresual limita no solo el número y la calidad de los ensayos, sino también la presencia de producciones de mayor envergadura.
Naturalmente, lo más acuciante es resolver su endémico déficit anual -más o menos 300.000 euros-, algo que compete por encima de todo a la Diputación de Bizkaia. Y es que si por un lado resulta incomprensible que la institución foral aporte menos a la ABAO que el Ministerio de Cultura y el Gobierno vasco, por otro tampoco es normal que se margine en la jerarquía presupuestaria a una asociación privada que realiza una importante contribución cultural, que aporta considerablemente a la oferta del territorio, que contribuye de forma estable a la imagen de la ciudad y que encima también sufraga parcial y obligatoriamente los presupuestos de dos partidas forales: el Palacio Euskalduna y la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Así las cosas, y por encima de la notable captación de patrocinios privados o de la mejora en la venta de entradas y abonos, resulta claro que el futuro del modelo lírico de Bilbao está en manos de la Diputación.
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