Las llamas de la crisis climática
Decenas de muertos, territorio devastado que incluye destrucción medioambiental, de viviendas, lugares de trabajo y patrimonio arqueológico, además de evacuaciones de residentes y turistas y ... medios insuficientes que la cooperación de la Unión Europea no alcanza a paliar. El balance de los incendios en curso en varios países de la cuenca del Mediterráneo no cesa de agravarse. Son fuegos atizados por la inmisericorde ola de calor que sacude a Grecia, Italia o Argelia y somete a los afectados a la dura prueba de ver en peligro su vida y de sobrevivir sin luz ni agua potable durante más de una semana. Los científicos recuerdan que temperaturas tan extremas serían casi imposibles sin el calentamiento global que provoca la actividad humana. Y alertan de que ya «no son acontecimientos excepcionales», sino que se volverán «más intensos y frecuentes» si no se reducen con rapidez las emisiones de gases de efecto invernadero. Una agónica alarma que ya no parece movilizar a la comunidad internacional ni a los gobiernos desbordados por el combate contra las llamas. Y a la que el masificado negocio turístico quiere responder alargando la temporada veraniega hasta noviembre.
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