Los datos facilitados por el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social permiten concluir que el mercado laboral aguantó en julio. El conjunto de España registró ... un crecimiento de 4.400 cotizantes que proporciona un nuevo récord histórico de 21,9 millones de afiliados. El motor turístico funciona a pleno rendimiento y dinamiza la contratación en Canarias y las costas levantinas que ya comenzó a apreciarse en junio. También este fenómeno se adelantó en la hostelería de Euskadi, aunque nuestra comunidad no se beneficia en igual medida del tirón veraniego. La pérdida de 5.800 afiliaciones el mes pasado se matiza con las 10.600 ganadas respecto al año precedente y el total de 1.023.000 cotizantes.
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La solidez de estas cifras convive en el País Vasco con un aumento del paro registrado de 1.600 personas respecto a junio, aunque los desempleados son 3.000 menos que hace un año. Como en el resto de España, la destrucción de empleo se concentra en el sector educativo. La pérdida de 6.000 puestos en las aulas -123.000 en todo el país- afecta especialmente a las mujeres. Y su consideración de «habitual» en el discurso oficial confirma que las administraciones se sienten demasiado cómodas con la expulsión hasta septiembre de los docentes que no alcanzan el tope de tiempo fijado por las comunidades autónomas para tener derecho a vacaciones.
En pleno verano, las valoraciones del Gobierno y los agentes sociales se ajustan al guion propio, aunque en esta ocasión teñido de cautela. Los nubarrones que acechan por los conflictos en el mundo y la guerra arancelaria desatada por Donald Trump llevan a ejecutivos y sindicatos a poner el acento en la creación de empleo estable, toda vez que se va corrigiendo la excesiva temporalidad que vino a combatir la reforma laboral. Aunque persista la dificultad para reducir el paro entre los mayores de 52 años y se abuse de la figura del fijo discontinuo.
El final del verano agravará entre nosotros preocupaciones ya muy presentes. La industria vasca en general se mantiene estable e incluso suma 400 empleos en julio. Pero dos de sus pilares históricos, la siderurgia y la máquina-herramienta, comienzan a resentirse y a ver en peligro el empleo por la caída de la demanda internacional en una economía exportadora como la vasca. La subida de tarifas comerciales estimula la competencia de los productos de bajo coste frente a los de alto valor añadido.
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