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El asesinato de una adolescente de 13 años a manos de su padre en el barrio bilbaíno de Rekalde sitúa en primera línea de los ... horrores la llamada violencia vicaria, la expresión más execrable y cruel de las agresiones de corte machista. Degollada por su progenitor, que luego se quitó la vida con un cuchillo, el agresor buscaba hacer el mayor daño posible a la madre a través del sufrimiento y crimen de su hija. Un dolor irreparable. Y eso ha ocurrido ayer en Bilbao, a pesar de que no había denuncias anteriores por malos tratos ni antecedentes penales del presunto criminal.
La joven Jasmine Eva es la segunda víctima de la violencia vicaria en España en lo que va de año después de la niña Nadia, de 5 años, asesinada el 1 de abril en Murcia por la expareja de su madre. Ya son 64 los menores que han perdido la vida en nuestro país desde 2013, cuando comenzaron a ser considerados víctimas de la violencia de género. Provocar la devastación a una mujer sin atacarla directamente a ella, pero haciéndolo al arrebatarla lo que más quiere y, a la vez, más vulnerable es, constituye la versión más sobrecogedora del machismo letal. Además de buscar su destrucción como persona, el agresor pretende con este tipo de espeluznantes crímenes descargar sobre la pareja o la expareja un injusto y despiadado sentimiento de culpa por la maldad desplegada por el maltratador contra el hijo que comparten.
El crimen de Larraskitu exige elevar la alerta. Solo una labor de prevención intensa, comprometida y coordinada entre instituciones podrá mejorar la detección de esta aterradora forma de violencia contra las mujeres y sus hijos. Tras el envenenamiento mortal de dos niñas de 2 y 4 años en Almería, provocado por su padre, el Ministerio del Interior decidió reforzar la protección de las víctimas con una prolongación de las medidas de seguridad en los casos en los que se observe la persistencia de un «riesgo latente». Eso es algo imprescindible para las mujeres, pero más aún para niños indefensos. Según Emakunde, 92 menores necesitaron en 2023 en Euskadi medidas cautelares por riesgo de sufrir daños de su progenitor.
Toda ayuda será poca para la madre de Jasmine Eva, ingresada por los cortes causados por el agresor. La mejora constante de los protocolos es una garantía para impedir cuantas tragedias sean evitables. También la necesidad de tejer relaciones de confianza para que las mujeres den el paso de denunciar. Y, si fuera necesario, con la ayuda de familiares o vecinos.
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