Culpas a la FIFA

Ayer el portavoz de los obispos españoles, Luis Argüello, tampoco lo vio claro. Comenzó rechazando las «investigaciones estadísticas o sociológicas» porque prefieren el trato personal con cada víctima, o sea, esperar a que la víctima vaya donde el obispo, cosa que al parecer hacen con discreción, no como otros, sin hacer de ello «un asunto mediático». Sin embargo, bastó un poco de insistencia para que al obispo Argüello ya le interesase la estadística y la expendiese él mismo: «Incluso sumando todos los casos que han salido en los medios de comunicación, seguramente no pasan de mil». Ahí lo tienen, en dos segundos y a ojo de buen cubero: la comisión de investigación de la vieja. Y son pocos casos. Desgraciados, existentes, pero pocos. Después el portavoz episcopal ya se enfadó: «¿Por qué el foco solo en la Iglesia?». Lo siguiente fue argumentar que hay casos de abusos en federaciones deportivas y nadie le pide investigaciones al COI o la FIFA. El mérito del obispo fue conseguir disimular la falta de piedad con algo más escandaloso: semejante analogía deportiva en términos de naturaleza, influencia y poder. Como si el papel de Pelé fuese impartir doctrina moral y ponerle mayúscula a la verdad. O como si España hubiese sido durante cuarenta años un Estado confesional en términos atléticos. Recordarán que el jefe del Estado -lo ponía en las monedas- era caudillo por la gracia del balonmano.

Ayer tuvo lugar en Estados Unidos una colonoscopia histórica y Kamala Harris se convirtió en la primera mujer en asumir la presidencia del país. ¿Lo notan? Después de Trump no hay noticia que llegue de la Casa Blanca y suene inverosímil. La colonoscopia se la hicieron a Joe Biden en un chequeo rutinario y la ley establece que POTUS no puede estar anestesiado. Así que durante unos minutos Kamala cogió el mando. Se espera que Biden regrese con un arsenal atroz de chistes sobre colonoscopias. Fue precisamente por los chistes, pero por los ajenos, por lo que Trump no hizo públicos su chequeos. Que Kamala Harris sea presidenta un rato nos recuerda su existencia y hace pensar en toda aquella 'Kamalamanía'. Exageramos, ¿no? Aunque nunca es fácil ser vicepresidente. Cuando Biden lo fue de Obama tampoco sabíamos qué hacía allí aquel señor blanco con aquellos pañuelos complicadísimos en el bolsillo de la chaqueta.

Llegado el límite de la negociación de presupuestos, en Cataluña, vanguardia política de España, no se echan al tapete trenes o Netflix, sino directamente «embates», o sea, acometidas impetuosas. El president Aragonès está dispuesto a comprarle a la CUP el referéndum de independencia antes de 2025, aunque en fase de estudio. El circunloquio no tiene pinta de colar en una asamblea de la CUP, pero ahí va Esquerra. Otro referéndum como aquel que fue tan bien, solo que esta vez puede que contra el Gobierno que ellos mismos sostienen en Madrid.