Todos a 'la Complu'

El lío que se formó fue tal que, si llega a estar vivo Berlanga, continúa 'Todos a la cárcel' con 'Todos a la Complu' y el plano secuencia le sale solo. Podría haber dejado la cámara filmando e irse a tomar un vermú. En las pancartas a Ayuso se la llamaba «asesina» y se la caracterizaba como una cucaracha. El insulto es como se sabe patrimonio de la derecha, que niega la legitimidad de las urnas en las que Ayuso recibió la última vez el 45% de los votos y dobló en apoyos a sus rivales. «¿Qué ha hecho Ayuso por nosotros?», se preguntó la alumna que subió a recoger el premio al mejor expediente de su promoción y arremetió contra la presidenta.

Solo puede estarse a favor de la joven: reunió el coraje y le falló la ejecución. Su discurso fue un sinsentido vanguardista, como si Berlanga hubiese llamado desde el bar a Almodóvar para que se encargase de la escena. Sin embargo, ayer se alabó mucho una intervención de la que no se podía citar una frase. Todo entre nosotros es ya performativo. «¡No rompo esto porque creo que es ilegal!», gritó finalmente la alumna laureada refiriéndose al diploma que le habían dado. Hombre, ilegal. Más ilegal fue que Ayuso comenzase a hablar citando a Sabina. Ahí sí tenía que haber ardido la universidad. La presidenta salió entre empujones, triunfadora y mártir, y así es como nacen las mayorías absolutas. Ya por la tarde, al ministro de Universidades le pareció «normal» que en la Complutense se acose a quien como Ayuso lo merece. Lo que le parece inaceptable al moderado Subirats (Berlanga pidiendo a gritos que le traigan a Saza, que necesita un catalán) es que la tuna no sea mixta.

Diez días después de que este periódico informase de que el Departamento vasco de Seguridad había comprado cuarenta coches de alta gama para altos cargos y personal laboral, en el Departamento de Seguridad sigue habiendo cuarenta coches pero hay un alto cargo menos. Concretamente, el que autorizó la compra de los coches. Pero no tiene nada que ver. Según el Gobierno vasco se trata de la típica casualidad. La directora de Gestión Económica y Recursos Generales dimite por motivos personales y los coches están bien comprados porque salieron baratísimos. En el fondo, lo extraordinario del caso es que alguien pensase que podrían pasar desapercibidos. Desapercibidos en el parking. Todos los cochazos. A la vista de los agentes que, tras admirar la elegancia de los nuevos BMW, se suben a furgonetas que pueden tener treinta años y dar en ocasiones problemas más graves que los que acuden a resolver con la sirena puesta.

Además de las guaridas llenas de fotos de 'El Padrino', los capos italianos tienen una especie de estatuto con las reglas de la Cosa Nostra escrito por «los padres constituyentes». Era una sospecha de los Carabinieri que se confirma ahora gracias a unas escuchas. Lo tienen todo, los mafiosos. Además de criminales, normativistas. ¿Cómo funcionará eso? Fuentes de espaguetis y charlas sobre Kelsen. Una familia amenazando a otra con el recurso ante el Constitucional clandestino. Cada legislatura una matanza para renovar el Subterráneo Tribunal.