Ya he confesado con anterioridad mi debilidad por las noticias que representan al ciudadano libre. Estamos suficientemente domesticados, legalizados, vigilados y aborregados como para que ... la creatividad de este país, al que Almodóvar representaba en sus inicios tan maravillosamente, esté en mínimos. Los fuegos nos han dejado la moral por los suelos, la dialéctica política es insoportable, así que cuando leí que Torrevieja sufría una invasión de gallinas me dio un subidón de curiosidad.
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El asunto es que, según las malas lenguas, algún desplazado con vocación de granjero dejó en 2014 una docena de gallinas en un parque. Las susodichas disfrutaron de libertad y probablemente de algún gallo, porque en la actualidad se calcula que hay más de setecientas, contando pollos y gallos, campando por sus respetos por la ciudad. Hasta ahí, pues bueno, un poco de dejadez sí ha habido por parte del Consistorio, aunque quizás hubo quien pensó que si en Gibraltar hay monos que se convierten en reclamo turístico, por qué no gallinas en Torrevieja ya que el 'Un, Dos, Tres' pasó a mejor vida.
Los representantes elegidos se reunieron y el debate se materializó. A pesar de que parques, vías públicas o carreteras estuvieran llenos de gallinas, estas tenían derecho a la vida y por lo tanto había que rescatarlas vivas y buscarles cobijo y sustento para el resto de sus días. La edil de bienestar animal declaró lo siguiente y va entrecomillado: «Dichas aves en la actualidad se ven temporalmente obligadas a habitar un ambiente hostil hacia ellas, compartido con vehículos y personas. Las aves, al desplazarse y deambular por vías públicas, parques, zonas verdes y calzadas en busca de alimento, suponen un peligro para ellas mismas pudiendo llegar a sufrir atropellos o desencadenar accidentes de tráfico».
En el pleno, también se afeó a los ciudadanos la mala costumbre de llevar a los niños a darles pan a las aves, pero finalmente todos estuvieron de acuerdo en destinar una partida del presupuesto para solucionar el problema que no habían visto en diez años. Y sigo con el entrecomillado: «Se deriva a causa de unas circunstancias sobrevenidas a las cuales se pretende dar solución a la mayor brevedad posible». La licitación no ha salido bien, nadie quiere cargar con el mochuelo de rescatar y buscar hogar a las aves por 25 euros de rescate individual. Me temo que van a tener que integrarlas, pero para cuando decidan, la población gallinácea será comparable a la de una granja. Seguiremos los capítulos sobre las gallinas de Torrevieja.
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