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El chivo expiatorio

La imagen de Pablo Iglesias como chico de Vallecas se deterioró a velocidad sideral

Miércoles, 5 de mayo 2021, 20:04

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Pablo Iglesias eligió una figura de la tradición judaica, el chivo expiatorio, para ofrecer de sí mismo una imagen de víctima inocente sobre la que ... el colectivo ha cargado injustamente las culpas. El Día de la Expiación el rabino ponía sus manos sobre la cabeza del animal traspasándole las culpas de todo el pueblo. Luego el chivo expiatorio era abandonado en el desierto. Queda muy bíblico. Pero la figura de Pablo Iglesias en la noche del 4 de mayo recuerda más aquella sentencia muy popular entre los grupos de rock salvaje del siglo pasado: «vive deprisa, muere joven y deja una bonito cadáver». De alguien que deslumbrado por el éxito fulgurante, la fama y el aplauso se entrega a una carrera frenética hacia un estrellato que para él ya no tiene límites. Prescinde del resto del grupo fundador -de los Errejón, Bescansa, Espinar...-, celoso de su liderazgo, y solo se confía a su guardia de corps. Chalé con piscina, coche, chofer y escolta. Medios aduladores y el partido al servicio de la estrella. Comete el error de entrar en el Gobierno de coalición como vicepresidente y nombra a su compañera ministra también. Su imagen de chico de Vallecas que solo piensa en la gente se fue deteriorando a velocidad sideral. Con el ego desatado, solo la adrenalina de la épica contra un enemigo poderoso le podía satisfacer.

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