Ciencia arrojadiza
Furgón de cola ·
El Gobierno vasco arremete contra el juez Garrido recordando sus excesos tertulianosEl lehendakari demostró ayer que algo sí se ha perfeccionado tras año y medio de pandemia: el lanzamiento de la ciencia a la cabeza del ... rival. El de ayer fue un lanzamiento buenísimo, en sede universitaria. Abría Urkullu el curso en la UPV y abrazó de pronto a la comunidad científica. «¡Presupuesto!», debieron de pensar los decanos de Ciencias. Pero qué va. Solo iban a ser lanzados contra el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. No sabemos qué pensaría de eso la decana de Derecho. El lehendakari no dio nombres. Pero señaló a «personas que han demostrado su menosprecio a la ciencia y tienen capacidad de decidir sobre cuestiones que afectan a la salud de las personas».
Iba por el juez Luis Ángel Garrido, que preside la sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJPV y se conoce que los autos y sentencias los firma él solo. El lío comenzó en febrero, cuando el tribunal tumbó el cierre hostelero establecido por el Gobierno vasco y se conocieron unos excesos tertulianos del juez Garrido en los que decía alguna tontería muy sonora sobre los epidemiólogos. Ahora, el Superior le ha corregido al Gobierno vasco los aforos de los estadios y hasta el lehendakari sube el volumen del argumento demagógico. Consiste en fingir escándalo porque en medio de una pandemia los jueces corrigen a los científicos.
El movimiento es doble: el trile con la bolita prestigiosa de la ciencia y el meneo al entramado institucional desde lo más alto de las instituciones. Como si el deber de los gobernantes no fuese tomar decisiones y el de los jueces garantizar que esas decisiones no son ilegales o arbitrarias. Los jueces no saben de epidemiología, claro, pero tampoco de arquitectura, aeronáutica o numismática. Saben de Derecho. Por lo demás, sorprende que el lehendakari no haya detectado que entre la exhausta sociedad vasca lo suyo con el juez Garrido se ve ya como algo personal. Y que las figuras de ambos llevadas al arquetipo garantizan una dialéctica exitosa: Urkullu es serio y manda cerrar bares y estadios; Garrido parece más bien falstaffiano y ordena reabrirlo todo. Creo que es mi deber hacer un llamamiento a la responsabilidad histórica: no debería dársele la oportunidad de separarse entre urkullianos y garridistas a un país al que pocas cosas le gustan más que hacer dos bandos y liarse a tortas.
OSAKIDETZA
A tiempo
Por ejemplo: 1.695 tumores colorrectales y 202 tumores de mama. Es la traslación numérica de aquella idea que tanto se repitió durante la primera ola de la pandemia: el cáncer no va a parar aunque nosotros paremos y nos quedemos en casa. Osakidetza estima que esos son los tumores que no se detectaron en 2020 por la suspensión de los programas de cribado y el retraso que fue acumulándose y que aún hoy se arrastra. También lo avisaron los médicos en los días peores de la pandemia: el sistema sanitario estaba sufriendo una saturación que tenía consecuencias inmediatas pero que tendría también consecuencias a posteriori. Si tenemos en cuenta que 'a tiempo' es, junto a 'benigno', una de las pocas cosas agradables que pueden escucharse tras el diagnóstico de un tumor, es fácil entender la importancia de que el sistema sanitario recupere cuanto antes su ritmo habitual. Desde el comienzo del proceso: por lo general, un paciente yendo a su centro de salud para verse en persona con su médico de familia.
ELECCIONES
Niños alemanes
Existe el debate sobre si a los grandes astros del fútbol deben entrevistarlos periodistas deportivos o adolescentes graciosos. Bien, voy a solucionarlo: no hay necesidad de entrevistar a los grandes astros del fútbol. Una vez resuelto eso, vamos a lo importante: a los políticos tienen que entrevistarlos niños alemanes. En la tele de aquel país dos chiquillos llamados Romeo y Pauline han puesto en apuros a los principales candidatos a las próximas elecciones legislativas. Por las preguntas directas. Y por la incomodidad consiguiente. ¿Qué haces con un niño al que no puedes amenazar sutilmente con el despido? Todo candidato sabe que no puede abofetear a una criatura en el 'prime time'. Yo creo recordar que en España alguna vez se enfrentó a los candidatos a las preguntas infantiles, pero no pasó gran cosa. Es normal: los niños españoles enseguida se ponen graciosos en la tele y confunden a Rajoy con Juan y Medio. Por eso, para la próxima campaña electoral necesitamos niños alemanes. Imagínenselos, fríos y kantianos, clavando sus pequeños ojillos reformistas en un candidato que tiembla: «Oiga, ¿y esos socios suyos no son un poco nazis?»
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