El Ministerio de Educación reconoce al colegio Príncipe por fomentar la lectura

Platero, el burrito blanco nacido de la pluma de Juan Ramón Jiménez, tiene más de cien años pero sus andanzas siguen vigentes en muchas escuelas. En tiempos en los que reinan las redes, los clásicos literarios descubren un nuevo mundo a muchos jóvenes que no están familiarizados con el placer de sentarse a devorar páginas sin la inmediatez que imponen la tecnología.

La obra más conocida del Nobel onubense fue la escogida por los docentes del colegio El Príncipe para trabajar las emociones con los alumnos de 6º de Primaria. La edición seleccionada fue una adaptada al programa de lectura fácil, que está pensada para niños con diferentes capacidades, por lo que tiene un formato mucho más inclusivo y atractivo.

Platero y yo es uno de los títulos incluidos dentro de un pack mucho más amplio que el centro educativo ha adquirido en los últimos tiempos para su club de lectura, que acaba de ser galardonado a nivel nacional. El Ministerio de Educación ha reconocido la labor que realiza el colegio mirandés y le ha otorgado el primer premio, dotado con más de 4.000 euros. Es la recompensa a un proyecto iniciado hace más de un año, con la reforma de la biblioteca y que ya ha sido merecedor de otras distinciones regionales. Con este dinero, la intención es «ampliar los fondos de la biblioteca y poner en marcha un aula multisensorial para los más pequeños», asegura Lydia Marcelo, directora de El Príncipe, que reparte el mérito entre todo el equipo docente y Beatriz Porro, especialista que ayudó a poner en marcha el programa y que actualmente desempeña su labor en otro centro educativo de la provincia.

La tecnología ha revolucionado el mundo y los hábitos de lectura no son ajenos a los cambios. Ahora son los booktubers los que encabezan la lista de las obras más leídas por los menores y cuesta que los alumnos dejen aparcado unas horas al día el móvil para sentarse a leer. «A través de juegos y actividades dinámicas tratamos de inculcarles esta afición», afirma Marcelo, que pone en valor iniciativas que con esta finalidad se realizan en el centro, como hacer protagonistas a las letras de los juegos del patio, realizar mercadillos solidarios con los títulos que ya no tienen cabida en la biblioteca o dedicar dos clases semanales a lectura. «No sé si ahora los jóvenes leen más o menos que antes, pero es evidente que tienen otros estímulos y que ya no leen libros como las pasadas generaciones, en las que no había tantos entretenimientos. Por eso hay que adaptar las estrategias de enseñanza a la época actual, porque a los alumnos, cuando se les incentiva, responden».

Aunque la tecnología ofrece muchas ventajas, un libro transporta a quien lo tiene entre sus manos a otra realidad por unas horas y aporta respuestas a muchas de las preguntas que se hacen los adolescentes. por este motivo, El Príncipe celebra que su apuesta por los clubes de lectura haya sido reconocida por Educación y ya tiene en mente nuevos proyectos con los que seguir fomentando la aproximación a las obras cumbres de la literatura.