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Iñaki Kerejazu (en el centro) rodeado de un blusa y una neska de su cuadrilla, Hegotarrak. Blanca Castillo

El sprint final del jolgorio

Las cuadrillas despiden La Blanca en un paseíllo bañado de la alegría habitual. «El bajón no llega hasta la subida de Celedón», apuntan

Sábado, 9 de agosto 2025, 19:59

El paseíllo de este sábado se antojaba como el de la nostalgia. Un último baile hasta dentro de otros 350 días para el que pegaba ... una banda sonora triste, melancólica, al estilo de ese popular 'Pobre de mí' que se entona en la despedida de muchas fiestas del entorno, como Pamplona.

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Pues bien, Vitoria, siempre fiel a sus propias costumbres, no ha abierto, ya desde las cuatro y media de la tarde, ese camino a la pena. «El bajón llega a la una de la mañana, con la subida de Celedón», ha apuntado Alba Martínez, de la cuadrilla Los Martinikos. «Sí, lo raro va a ser mañana (por hoy) cuando nos demos cuenta de que nos toca esperar un año para volver a repetir esto», ha agregado su amiga, Andrea Forcada. «Lo que está claro es que disfrutaremos de la noche y despediremos a la charanga (Estraperlo, se llama la suya) como se merece... que son ellos los que nos animan los días», han convenido ambas.

El ambiente en ese quinto y último paseíllo que cruza la calle Dato y Florida hasta Rioja, y vuelve por el mismo camino unas horas más tarde, ha sido, no obstante, un pelín más descafeinado que en las jornadas anteriores. No por todas esas gentes –muchas– que se sitúan en el centro a ver el jaleo que se arma, sino porque el volumen de blusas y neskas, que empezaron siendo 9.000 en el día de la patrona, ha ido disminuyendo por cuestiones naturales y, como es lógico, por el cansancio acumulado.

Debutante en Luken

«El primer año en la cuadrilla ha sido alucinante. Lo mejor ha sido conocerles»

Aunque también ha influido en esto, por desgracia, el calendario. «Es lo único malo que ha tenido esta semana, que la fiesta empezó en lunes y ya el fin de semana se ha notado que había menos gente», ha señalado Alejandro Nieto, de Luken, mientras tomaba posiciones –la suya era la séptima en el turno de la Comisión– entre la tropa festiva.

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– Pero mejor quedarse con lo bueno, ¿no? ¿Cuál ha sido el mejor recuerdo de estas fiestas?

– Haberles conocido a todos estos –ha indicado señalando al grupo que le acompañaba–. Es que es mi primer año en la cuadrilla y ha sido... alucinante. Hasta hoy, con el calor que hace, he disfrutado de la alubiada que habíamos organizado. Lo que mola es estar juntos, en cualquier plan.

Ese buen rollo también resulta envidiable para todos esos que, ajenos a la marabunta, contemplan el jolgorio desde fuera. Fotos, vídeos, videollamadas con familiares que viven fuera y unas sonrisas de oreja a oreja.

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Visitantes

«Es el tercer año que venimos. Lo que tenéis aquí es increíble. No hemos faltado ningún día»

«Nos encantan. Es el tercer año que venimos a La Blanca y no nos hemos perdido ningún día este momento», ha apreciado la pareja bilbaína formada por Ainhoa Abelairas e Iñaki Galarreta. «Lo que tenéis aquí es increíble». Ellos, que darán la bienvenida a la farra de Aste Nagusia el próximo sábado, aseguran que han venido a la capital alavesa a «calentar motores». «Nosotros somos de la única comparsa de Bilbao que tiene blusa, Tintigorri. Y nos la ponemos también aquí, para lucirla. ¡Pero en la cintura!», han aclarado.

Tomar la ciudad

El caso es que aunque, año tras año, esta ida y vuelta a ninguna parte despierta las dudas de muchos que recuerdan cómo se gestó la actividad en otro tiempo, tanto blusas y neskas como el público que asiste a verlos lucirse creen que este momento es una forma de tomar la ciudad y llenarla de fiesta. Más aún de la que ya se consigue con las decenas de actos que se extienden desde el punto de la mañana hasta bien entrada la noche.

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Eso sí, en el paseíllo de este sábado se ha notado que para que no resultara monótono, las cuadrillas han intentado ir cada vez más rápido. Ha sido tal ese compromiso que algunas hasta parecían encontrarse en un 'sprint' final para acabar con La Blanca. No ha sido el caso de la de la de Hegotarrak porque con Iñaki Kerejazu, Celedón, entre sus filas resultaba imposible no detenerse.

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