Los beneficios de los arándanos para la salud
Un estudio atribuye a esta baya propiedades para prevenir la demencia y mejorar la memoria, pero conceder a un solo producto tanta excelencia es demasiada responsabilidad
Arándanos. Fonéticamente es una palabra preciosa, o al menos a mí me lo parece. Me imagino cantidad de cosas con ese nombre y todas me suenan fantástico. Un establecimiento comercial, un perfume, un grupo de rock (en inglés, por cierto se dice cranberry)... Un reciente estudio atribuye a este tipo de bayas el poder de contribuir a mantener sana nuestra actividad cerebral. Pueden tener una fonética maravillosa, resultar deliciosas e incluso favorecer una mayor agilidad mental. Pero milagros es un nombre de mujer y, en ese caso, se escribe con mayúscula.
El trabajo, firmado por la universidad británica de East Anglia, otorga a este fruto capacidad para mejorar la memoria y mantener a tono la función cerebral. Incluso para reducir lo que maldenominamos como colesterol 'malo'. El jefe del servicio de Neurología del Hospital de Cruces, Alfredo Rodríguez Antigüedad, lo resume en muy pocas palabras. «Es imposible que una intervención con un único producto, por muchas propiedades que tenga, permita obtener un efecto tan maravilloso. Si algo tienen en común el cerebro y sus enfermedades, como el alzhéimer, es un profunda complejidad».
Una mejor memoria
El trabajo que ha elevado a los altares a los arándanos consistió en analizar el impacto de comerse una taza de ellos al día durante 12 semanas. Participaron en el estudio un total de 60 personas cognitivamente sanas con edades comprendidas entre los 50 y 80 años, que son las décadas en que las enfermedades neurodegenerativas provocan estragos. La mitad de los participantes consumió polvo de arándanos liofilizados, el equivalente a unos 100 gramos de fruto fresco. A la otra mitad se le dio placebo.
Los investigadores descubrieron que los participantes que habían consumido el polvo de bayas de color negro azulado presentaban un mejor rendimiento de la memoria episódica, que es la que nos permite mantener vivas experiencias ligadas a momentos, lugares y emociones. Además, tenían una mejor circulación de nutrientes esenciales como el oxígeno y la glucosa, en áreas del cerebro que resultan determinantes para la cognición. Incluso, sus niveles de colesterol LDL, el denostado, estaban más bajos. ¿Puede pedirse algo más?
Pues sí, un poco más de rigor científico. Es posible que los arándanos le vayan muy bien al cerebro. Pero, como destaca Rodríguez Antigüedad, ni tres meses es tiempo suficiente como para establecer conclusiones definitivas, ni el consumo exclusivo de un único producto –arándanos, nueces o lo que sea– nos librará, si ha de venir, del alzhéimer o el párkinson.
Mantenga la actividad social
La Organización Mundial de la Salud estima que la demencia, en sus distintas formas, afectará a 152 millones de personas para 2050. Después de más de un siglo de investigación, las incógnitas que las rodean resultan aún mayores que las respuestas encontradas.
Hay una triple acción que se ha mostrado como la única herramienta realmente eficaz para la prevención de las enfermedades del cerebro. Dieta mediterránea –que contiene todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo–, ejercicio –que aporta oxígeno y energía– y actividad social y cognitiva, importantísima. Pero no se emocione. Ni siquiera eso es suficiente.
Un ictus menor, tan pequeño que pasa desapercibido para nosotros, puede desencadenar una demencia latente. La vida es para vivirla. Hay que cuidarse, sin olvidar que ninguna dieta nos librará de la última enfermedad.
